Ayudas europeas y bienes raíces habaneros Juan González Febles LA HABANA, Cuba - Junio (www.cubanet.org) - Dos excelentes artículos firmados por Arturo Levy y Eva González, desde Denver y La Habana, y ambos publicados por Encuentro en la Red ofrecen dos puntos de vista contradictorios. Se trata de dos lecturas divergentes de un mismo texto y una pregunta: ¿Hasta qué punto ayuda al pueblo cubano y a su futuro una postura complaciente con la dictadura militar verdeolivo? Mi padre decía que la lógica de las mujeres siempre es apabullante. Tiene razón, Doña Eva aplastó los argumentos de Arturo. La superioridad femenina para tratar el tema fue incuestionable. A esto agreguemos que Doña Eva vive en La Habana. Quizás hasta pertenece al gremio no oficial -pero muy real- de las hechiceras culinarias. La secreta fraternidad femenina que crea desayuno, almuerzo y comida a golpe de pura magia. Comoquiera, en una forma amena y coloquial o en la concreta, Eva defendió con lógica doméstica irrefutable a su Adán, cubano y de a pie. Los matrimonios con extranjeros o el contacto con ellos sólo fortalecen la voluntad escapista de irse lejos a vivir "afuera". Las guaguas escolares amarillas, cómodas y seguras, que llegaron donadas "para el pueblo de Cuba", se quedaron para el uso de Cubalse o de la corporación Cimex. Al pueblo se le dio la mala. Se le asignó un modelo de ómnibus muy europeo, con ventanillas cerradas herméticamente. Para que sude y medite. Entonces, el pueblo puede continuar prescindiendo de todo aquello de lo que prescinde. Coincido con Eva: las becas en universidades europeas se quedarán en el mismo sitio que las matrículas en la Escuela Internacional de Cine: Las disfrutarán los hijos de los arios verdeolivo. Esos mismos que según declaró el Sr. Contino Aslán, alcalde de La Habana, viven en los municipios Playa y Miramar, "donde el nivel social es más alto". Doña Eva hasta se adelantó en el tiempo. Avizoró la Resolución 15. No sé si el Sr. Levy la conoce. La susodicha resolución, que puede ser consultada en la Gaceta Oficial, establece que ninguna ONG en Cuba puede ser receptora de ayuda extranjera. Todo deberá canalizarse hacia las fauces insaciables y estériles de la dictadura Esto refuerza el poder económico confiado al más alto nivel de dirección política. Incrementa la capacidad de ayudar y promover campañas de todo tipo en el extranjero. En otras palabras: agrega ceros a la derecha a las cifras millonarias alegadas por Forbes, o a las reservas no calculables del Comandante y Señor en jefe. Como aquel personaje cómico que repetía: "¡Que nadie toque nada yo solo puedo tocar!", el poder omnímodo verdeolivo no permite que prospere en la Isla la acción alternativa de ONG. Estas serían potencialmente capaces de contribuir con su patrocinio al desarrollo de fuerzas productivas creadoras al margen del estado. Doña Eva comprende perfectamente el punto en que Levy se queda corto. En relación con esto, vale traer a colación lo declarado por Ricardo Alarcón en el contacto que sostuvo en fecha reciente con la periodista cubana Mirta Ojito. Alarcón, que preside en la actualidad la nominativa Asamblea Nacional del Poder Popular, afirmó que el exilio cubano anticastrista no tendría espacio en una Cuba del futuro. El presidente Alarcón expresó que los que aspiran regresar para "recuperar sus casas", entre otros bienes, pierden su tiempo. Ahora me queda la duda sobre si Alarcón habló como presidente de la Asamblea o como representante de los actuales inquilinos de las casas de la discordia. Quizás el propio Alarcón viva en una de las casitas en litigio. De muy mal gusto eso de limitar el problema a un mero litigio sobre bienes raíces, muy difícil ser juez y parte. Mientras la mentalidad de toda una clase gobernante esté presidida por el miedo a perder ésta u otra prerrogativa, el diálogo es una pérdida de tiempo. Discutir la utilidad de ayudar o mantener contactos con un gobierno capaz de poner en vigor una medida del carácter de la Resolución 15, requiere algo más que ingenuidad. Créanme que sí. Me quedo con los razonamientos de Eva. A fin de cuentas, Denver está muy lejos de Lawton.
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