Antonio M. Rivera
Evi Jimenez
FIDEL DISFRAZA A SU HERMANO RAÚL DE CASI FIDEL CASTRO
Por Eugenio Yáñez *
Colaboración
Miami
Florida
E.U.
La Nueva Cuba
Junio 6, 2006
El periódico GRANMA, órgano oficial de Fidel Castro (de más nadie) acaba de publicar la versión anticipada de un eventual discurso con la proposición de Raúl como Primer Secretario del Partido, que se pronunciaría en reunión (restringida) del Pleno del Comité Central, a celebrarse tras la muerte del tirano, tan pronto como el hermano menor, promovido a máximo líder de facto por la inexorable biología, controle eventuales crisis que se le presentarán frente a quienes no van a aceptar incondicionalmente su liderazgo.
Una versión novelada de estos posibles escenarios es la que se detalla en “SECRETO DE ESTADO. Las primeras doce horas tras la muerte de Fidel Castro”, por Eugenio Yáñez y Juan Benemelis (Benya Publishers, Miami, Mayo 2005, primera edición, Junio 2005, segunda edición).
Naturalmente, GRANMA ni siquiera insinúa que se trata del inicio de una campaña promocional de la imagen de Raúl para presentar al sucesor casi tan perfecto como el Comandante en Jefe, y la maniobra se enmascara con el pretexto de publicar un artículo de “Cuba Socialista”, brebaje teórico del “proceso” cubano, cedido a la publicación como primicia en ocasión del cumpleaños 75 de Raúl Castro.
Ignacio Ramonet, el anodino director de “Le Monde Diplomatique” creyó haber dado el “palo periodístico” al comentar que Fidel Castro le había dicho, en algún momento de las interminables 100 horas de entrevista, que los sucesores tras su inevitable fallecimiento serían de una nueva generación: Ricardo Alarcón, Felipe Pérez Roque y Carlos Lage, pues Raúl Castro estaba ya casi tan viejo como él.
Sin embargo, hace mucho tiempo que “Le Monde Diplomatique” no es “el desayuno de los jefes de estado”, lo primero que leen los jefes de estado al despertarse, gracias precisamente a la insignificancia de Ramonet.
Tan ignorante de la realidad de Cuba como convencido de que es experto en la temática cubana --enfermedad epidémica de la izquierda europea-- Ramonet soñó por unos días la gloria de aparecer ante el mundo como el confidente de Fidel Castro en el tema más tabú de un país donde todo es tabú, depositario de la confianza del Comandante para informar al resto de los mortales quienes recibirían la antorcha generacional.
Escribí en LA NUEVA CUBA al comentar este tema que Castro había pasado a través de su mediocre entrevistador “el discurso dirigido hacia el exterior, donde supuestamente se le dice a Chávez, a Zapatero, a Bush, a Evo Morales, a Putin, a todos, con quien deben prepararse para tratar tras su partida, y que no se preocupen de generales difíciles ni posiciones reblandecidas, pues con los talibanes “la vida sigue igual”.
Que ese fuera el mensaje de Castro a través del recadero intelectual de turno no significa que fuera el plan oficial para la sucesión. O para ser más exactos, y utilizando palabras del propio Raúl Castro en ocasiones anteriores, no es que no fuera verdad, pero no era toda la verdad. Y sucede que la parte de la verdad que no se desvelaba en la entrevista era, precisamente, la más importante.
En los últimos tiempos se celebran en Cuba continuas reuniones casi diariamente en el Partido, el Gobierno y las instituciones provinciales, práctica que ya Fidel Castro había abandonado desde hace años, para engrasar el mecanismo partidista, gubernamental y estatal de manera que Raúl Castro puede controlarlo y dirigirlo sin dificultades.
Miembros del Buró Político y del Comité Central, Ministros, directores y funcionarios provinciales, pasan diariamente a las eufemísticas “otras funciones”, designación oficial del Plan Payama o de supuestas “promociones” a responsabilidades tan excelsas como administradores de parques de recreación.
En su lugar, aparecen nuevas figuras, algunas más conocidas, otras sacadas de debajo de la manga, para ir diseñando una maquinaria en la que Raúl pueda ejercer su autoridad sin dificultades. Naturalmente, el diseño no se completa al 100% mientras “Big Brother” esté en este mundo, pues Fidel Castro no desea que su hermano menor pueda sentirse tentado para adelantar la sucesión si tuviera todos los reportes del poder bajo su control: no confía ni en su hermano.
Raúl Castro, por su parte, recorre las unidades militares y se reúne con jefes y oficiales, exaltando continuamente la monolítica unidad de los mandos de las Fuerzas Armadas y la entrañable hermandad con el Ministerio del Interior, con la misma convicción que años atrás se gritaba la indestructible amistad con la Unión Soviética y el campo socialista.
La prueba de fuego de todo este proceso estará en lo que ocurra en estos tiempos en las Fuerzas Armadas, si se producen cambios en los altos mandos militares, en los jefes de tropas, o si se mantienen los actuales, que es un secreto a voces que no comulgan cien por ciento con Raúl Castro.
De lo que ocurra en este campo dependerá si el escenario de “SECRETO DE ESTADO, Las primeras doce horas tras la muerte de Fidel Castro” se torna más o menos probable, es decir, si le logra que los eventuales mandos militares que se designarían en vida de Fidel Castro apoyen a Raúl incondicionalmente o si se pueden presentar desavenencias por diferencias de criterios sobre lo que debe hacerse en el proceso de la sucesión. No se trata de que discutirían si se debe echar abajo o no el sistema, pero sí de hasta donde debe ser modificado.
Como es natural, los tres mosqueteros de la sucesión anunciados por el heraldo Ramonet, de una forma o la otra, mientras ese proceso de acomodo de los mandos militares tras la muerte del tirano se esté desarrollando, deberán esperar muy pacientemente y con caras compungidas de dolor por la partida del “Jefe” en sus refrigerados despachos a que se les instruya sobre lo que deben hacer o decir, y en que momento. Ninguno de ellos, en su sano juicio, ni siquiera Pérez Roque, el de menos luces del trío, se cree de verdad que van a dirigir algo sin el visto bueno de los militares.
Para preparar a la población, al mundo, gobiernos extranjeros y la nomenclatura para este proceso, el inefable José Ramón de la Caridad Fernández Álvarez, “el gallego”, y su esposa, Asela de los Santos, que no es la peor Ministra de Educación que ha tenido Cuba desde el indio Hatuey porque existió José Llanusa, escribieron la apología que publicó GRANMA el sábado, empalagosa en superlativos, y al día siguiente los Presidentes de los gobiernos provinciales y municipales, que se reunieron ante la presencia del dictador, felicitaron a Raúl por su cumpleaños, algo que nunca antes había sucedido con ese nivel de publicidad.
La imagen de la pareja escritora por encargo nos presenta a un Raúl Castro en traje de Caperucita Roja frente a los lobos del imperialismo y la mafia de Miami. Algunas de las grandes virtudes de Raúl, según los Ramonets criollos, incluyen estas lindezas:
- Forjador extraordinario de cuadros y excelente compañero
- Sumamente organizado, sistemático, exigente
- Predica con su ejemplo
- Enemigo acérrimo de la injusticia
- Padre preocupadísimo por la educación y el cuidado de sus hijos
- Criollísimo, afable, atento, chistoso, con un carácter muy abierto
- Profundamente humano.
Para contrarrestar de antemano al adversario en esta batalla de ideas sin contrincantes, el estelar dúo de Asela-el Gallego nos avisa enseguida que “los medios de propaganda del mundo capitalista de hoy --esa maquinaria sofisticada y tenebrosa al servicio del engaño y la distorsión de la verdad que el mismo Goebbels hubiera envidiado-- han tratado de dibujar, desde hace muchos años, la imagen de Raúl como un ser extremista, hosco y áspero en sus relaciones humanas, desprovisto de sentido del humor y carente de sensibilidad. Lo hace así el enemigo porque sabe muy bien lo que Raúl representa para la Revolución, para nuestro pueblo y para los destinos del país. No es casual entonces que traten de desfigurar su imagen. Claro, ya se sabe en manos de quién están esos medios y quienes pagan lo que en ellos se divulga”.
No hay que abusar de la gentileza de los lectores de LA NUEVA CUBA atiborrándolos con más citas cursis: yo tuve que leérmelo completo para escribir este comentario, y les aseguro responsablemente que es una versión “revolucionaria” de revistas del corazón.
Sabiendo lo que dicen en la versión oficial, veamos algunos detalles de lo que no se dice:
-La imaginología popular habla de cientos de fusilamientos sumarísimos en la provincia de Oriente, bajo el mando de Raúl Castro, en Enero de 1959, y se cuenta que, al Fidel ordenarle que aguantara los derramamientos de sangre, continuó las ejecuciones mediante ahorcamientos.
-Es vox populi en Cuba y el exterior una cierta adicción etílica de Raúl Castro. Aunque “el gallego” Fernández canta loas al hecho que Raúl predica con el ejemplo, en realidad el General no ha bebido nunca “chispaetrén”, “huesoetigre”, “warfarina” o cualquier otro producto del ingenio etílico popular de los cubanos, y por el contrario se comenta que prefiere Chivas Regal, en su versión Royal Salut: según los entendidos, cuesta unos 150 dólares la botella, algo así como el equivalente a ocho meses de salario de un cirujano o un ingeniero súper-calificado en Cuba.
-La “visión” estratégica de Raúl Castro se puede comprobar en algunas de sus frases celebres, que los medios de prensa oficiales se encargaron de hacer desaparecer en su momento, esos medios oficiales del totalitarismo que, usando las mismas palabras de “el Gallego” en su cuento de Caperucita, podemos decir que son una “maquinaria sofisticada y tenebrosa al servicio del engaño y la distorsión de la verdad que el mismo Goebbels hubiera envidiado”; pero, en fin, “ya se sabe en manos de quien están esos medios y quienes pagan lo que en ellos se divulga”.
n Que se vayan los cobardes, los que no tienen fe: pidiendo perdón los veremos a las puertas de nuestras embajadas.
n No vamos a construir conciencia con la riqueza, sino riqueza con la conciencia
n Los que dudaban que pudiéramos crear una potencia médica, aquí la tienen
Y para botón de muestra final, hay que recordar el discurso en el aniversario del Ejército Occidental, cuando casi fuera de sí se refiere a lo que sería el caso Ochoa, seguido por sus propias palabras días después en televisión, contando que lloró frente al espejo al pensar en los hijos del General Ochoa que iba a ser fusilado.
El Raúl-Caperucita Roja que presenta GRANMA es esposo ejemplar, y “hablar de Raúl con respecto a su familia es imposible sin aludir a Vilma, figura imprescindible en la historia y en la obra de la Revolución”.
Eso dice GRANMA, pero en las aceras de La Habana Vieja, los pasillos de las ciudadelas de Matanzas, o en el parque Céspedes en Santiago de Cuba, se dice que Vila es una de las personas más corruptas, opulentas y despóticas de la dirigencia caudillista, y que desde hace mucho tiempo ya el supuesto matrimonio Raúl-Vilma es una simple formalidad para la publicidad oficial.
Corren rumores sobre ventas de propiedades del estado cubano por 22 millones de dólares que Vilma depositó en el exterior, y nunca llegaron a Cuba; su hermano escapó de Cuba y vivió como todo millonario en Ecuador hasta su fallecimiento; su hermana se suicidó en su despacho del MINFAR en los años sesenta.
Por si fuera poco, se considera que fue la llamada telefónica que hizo Vilma Espín al valeroso Frank País, cuando estaba cercado por las fuerzas de la policía en Santiago de Cuba, lo que permitió a sus perseguidores localizar su escondite, y su asesinato.
Ni Fernández ni Asela de los Santos se detienen en estos detalles a los que seguramente no conceden la más mínima importancia. Pero se quedaron cortos en otros aspectos que son fundamentales en la apología de un jefe militar, como son sus acciones combativas:
No narran nada acerca de los combates en los que participó el hoy ilustre General en la lucha guerrillera, de su papel en misiones internacionalistas, ni en Playa Girón, ni en Grenada, ni en las mayores y más prolongadas operaciones militares de toda la historia de Cuba: Angola y Etiopía. ¿Se les olvidó, o no hay nada interesante que contar?
Pero seamos justos todo el tiempo: debe darse al césar lo que es del césar, y al hermano menor lo que le corresponde al hermano menor, que ha soportado fiel y dignamente su puesto en la cola de la sucesión por casi cuarenta y siete años: comparado con el hermano mayor, Raúl Castro es un dechado de aspectos positivos.
Es evidentemente mucho más organizado, y tiene mucho mayor sentido de la dirección y control de las actividades. Es mucho más pragmático y menos testarudo: sea porque sabe que no puede, o porque no le parece adecuado, no acostumbra a imponer brutalmente sus decisiones por sobre todos los demás.
Dicen quienes le conocen de cerca que es más leal y más amigo de sus amigos que Fidel Castro, lo cual aunque sea cierto no dice mucho, porque el hermano mayor no es amigo de nadie. Y aparentemente es mucho más preocupado por sus hijos y nietos: lo digo sin ironías, ni tener en cuenta que esas preocupaciones se han convertido en claro nepotismo.
No ha dado muestras de estar desesperado ni por el poder absoluto a toda costa ni por la gloria histórica eterna, y su lealtad a su hermano es fanática: se sabe que aún estando en desacuerdo con las “genialidades” del “Big Brother”, nunca ha expresado públicamente sus opiniones, y ha sido el primer apoyo del tirano en todo momento.
No olvidemos tampoco la otra cara: que fue militante comunista desde su más temprana juventud, ya desde antes del ataque al Moncada, y su imagen ideal de Cuba no será el manicomio fidelista, pero es la China tiránica y sin libertades, con algunas mejoras materiales perentorias e imprescindibles que él sabe perfectamente que hay que acometer, pero dispuesto a lanzar los perros de la guerra contra quienes griten o se rebelen contra el emperador Castro II.
Como gobernante pragmático, puede querer una distensión con Estados Unidos, no por enfoques conceptuales o por respeto a la democracia y la libertad, sino para sentir menos presión externa sobre sí mismo.
Los problemas cotidianos del día a día los dejaría a los tres mosqueteros de la sucesión, y desde su oficina de Primer Secretario, en el Partido, muy cerca de su eterna oficina de Ministro de las Fuerzas Armadas, tendrá todo el control requerido y dará las órdenes militares y civiles que sean necesarias.
El tiempo que pueda o quiera mantenerse así es una incógnita. ¿Hasta donde y hasta cuando permitirá una apertura que ya resulta imposible de ignorar o postergar? ¿Y en quienes se apoyará para ejercer el verdadero poder, no para las funciones ceremoniales y protocolares?
El futuro de Cuba y de todos los cubanos depende en buena medida de las respuestas a las preguntas anteriores, y de los plazos en que estos enigmas se despejen..
Es irrelevante si nos gusta o no este escenario probable: el análisis político no se basa en los factores de nuestras preferencias, sino en las realidades.
Washington, Miami, la población cubana en Cuba y exiliada, la Unión Europea, Japón y América Latina deben prepararse para enfrentar un gobierno donde Raúl Castro no está participando (pues es solo un dirigente partidista sin cargos estatales o gubernamentales), por lo que no existirían impedimentos legales en Estados Unidos para negociar con tal gobierno. China, Rusia, Irán, Venezuela, mantendrán su reconocimiento sin problemas, y la extensión de la ayuda y el apoyo dependerá de cómo se ajusten los detalles y lo que Raúl ofrezca a cambio.
No habrá impedimentos “legales” en Estados Unidos: pero los habrá morales. Y todos sabemos que la moral y la política no siempre van de la mano en este mundo.
Si existiera un escenario más positivo sería excelente, pero no alcanzo a vislumbrarlo.
Todos los cubanos en el exterior tenemos un grandioso privilegio que no disfrutan los cubanos cautivos en la Isla hace muchos años, que es el derecho a expresar libremente nuestras ideas y a debatirlas ampliamente sin temor a represalias.
Y como, además, afortunadamente tenemos medios como LA NUEVA CUBA donde podemos diseminarlas, sería muy positivo si muchos cubanos más de dentro y fuera de Cuba se sumaran a un debate fructífero sobre como deberíamos actuar ante una tiranía castrista sin Fidel Castro, con tres payasos como pantalla de gobierno, con la izquierda internacional nostálgica de comunismo defendiendo la “transición generacional”, y donde Raúl Castro, sin aparecer formalmente como gobernante, sería el verdadero poder.
Porque ese es el verdadero proyecto de Fidel Castro para la sucesión.
* Eugenio Yáñez es analista, economista y un especialista en la realidad cubana. Ha publicado varios libros y junto a Juan Benemelis es autor de "Secreto de Estado. Las primeras doce horas tras la muerte de Fidel Castro" (Benya Publishers, Miami, mayo de 2005).
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