Ex espía cubano pone a México en demanda
WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald
Acaba de cumplir una sanción penal de cinco años en Cuba tras ser arrestado y expulsado de México, adonde había llegado con documentación falsa para pedir refugio político.
Mientras aguardaba por el juicio, permaneció por 126 días con trato de aislamiento en una celda tapiada de Villa Marista, la sede de la Seguridad del Estado cubana, sometido a torturas sicológicas. Luego pasó un año confinado en el área especial de la prisión de Guanajay, justamente en el mismo espacio donde en 1991 había fallecido en extrañas circunstancias su anterior jefe, el ex ministro del Interior José Abrantes Fernández.
Vive con una libertad prestada, amenzado por la policía política y vigilado de forma constante con propósitos de intimidación. Los tentáculos del hostigamiento han llegado hasta su esposa, Loyda Castilla, quien arbitrariamente fue separada de su empleo el pasado septiembre, lo que dejó a la pareja sin fuentes de ingreso.
Pero Pedro Aníbal Riera Escalante, el polémico ex cónsul cubano en México, oficial retirado tras 25 años de servicio en la inteligencia castrista, está decidido a no callarse.
''No sé si alguna vez podré salir de este país, pero creo que la razón principal por la que estoy vivo y libre es por la atención que la prensa y las organizaciones de derechos humanos dieron a mi caso'', comentó Riera, de 54 años, durante una larga entrevista telefónica desde La Habana. ``Mis declaraciones pueden irritar al gobierno, pero también sirven para protegerme''.
Riera tiene escritas y ''a buen resguardo'' las dos terceras partes de un libro testimonial, contando sus experiencias como oficial de operaciones antiCIA en México y luego como paria del régimen que ayudó a cimentar en el poder. Y ha presentado una demanda contra el gobierno de México ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de Estados Americanos (OEA), la cual fue radicada para consideración el pasado 17 de enero.
La demanda culpa a las autoridades mexicanas por el secuestro en plena vía pública y la devolución forzosa de Riera a La Habana, el 4 de octubre del 2000, en violación de las garantías establecidas por los tratados y convenciones internacionales.
El documento identifica como responsables de los hechos denunciados al entonces presidente Ernesto Zedillo, la ex canciller Rosario Green y el ex subsecretario de Relaciones Exteriores, Héctor Mario Icaza, así como a otros altos funcionarios de México.
''Fue una extradición ilegal, pues a ningún ciudadano que solicite asilo se le puede enviar al país de donde huye'', reflexionó Riera. ``Fue una operación premeditada y palabreada entre los dos gobiernos para castigarme por motivos políticos, y todo se coordinó entre la Seguridad cubana y los agentes del CISEN [servicios de inteligencia mexicanos]''.
Riera se había desempeñado como cónsul general en México entre 1986 y 1991, pero su entrada a ese país en 1999 se produjo con documentación falsa ante la negativa de las autoridades cubanas a otorgarle un permiso para emigrar.
''México sirvió de instrumento al gobierno de Cuba y puso en riesgo mi vida, pues podía ser juzgado en Cuba por espionaje y recibir la pena de muerte'', recordó.
La acción legal se interpone contra México por ser miembro de la CIDH, cuya secretaría ejecutiva cuenta con 25 abogados y siete comisionados. Puede tomar hasta cuatro meses la decisión si la demanda tomará curso o será rechazada.
Mientras, Riera pretende que algún bufete internacional se sensibilice con su caso y lo respalde a partir de ahora, cuando necesitará mayor asesoramiento legal para hacer efectivo el procedimiento.
''El hecho de que yo presente esta demanda contra México no implica eludir, en ningún modo, las violaciones que se cometieron y cometen conmigo en Cuba'', enfatizó.
Los años del fulgor combatiente
El destino de Riera parecía fijado desde sus años juveniles. Sobrino de Aníbal y César Escalante, patriarcas del Partido Socialista Popular (PSP) -- antiguo partido comunista -- y primo del general Fabián Escalante Font, ex viceministro del Ministerio del Interior, Riera fue captado para servir al aparato de inteligencia cubana en 1969, cuando aún no había concluido el preuniversitario. Tenía entonces 18 años.
Se graduó de Ciencias Políticas en 1975 y fue escalando niveles en la Dirección General de Inteligencia (DGI) hasta alcanzar el grado de mayor.
Enviado especialmente a México para vigilar y penetrar operaciones de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en Centroamérica, sus contactos en la política y la vida mexicanas resultaron muy efectivos.
''Esta fue una causa esencial que determinó la colaboración de México con Cuba para repatriarme'', reconoció. ``Tenía mucha información de políticos mexicanos de alto rango que han colaborado con el régimen cubano y esto podía ser embarazoso para gente que detenta hoy posiciones clave''.
Riera admite que mucha de esta información no podrá escribirla ni publicarla estando en Cuba, por ``su alto grado de explosividad''.
Pero su estrella comenzó a declinar en 1992, a raíz de que se le señalara haber violado las órdenes internas del MININT por aceptar ayuda de ''desafectos a la revolución'' para el tratamiento médico de su esposa Martha Bosch Bermúdez, enferma de leucemia. Bosh murió en Cuba y, un año después, Riera fue licenciado como oficial por motivos políticos y separado de las filas del Partido Comunista (PCC).
Entonces comenzó la odisea de Riera. Trató de insertarse en el mundo de los negocios, respaldado por sus antiguos contactos en México, pero todos sus esfuerzos fueron congelados, desautorizados o suspendidos por el gobierno cubano.
Por esos días conoció en Cuba al ciudadano suizo Olinto Moro, un estafador internacional circulado por la Interpol, quien trataba de hacer negocios con firmas cubanas y ofrecía información a la Seguridad del Estado.
Desesperado por escapar
Cerradas todas las puertas de subsistencia, Riera optó por casarse con una amiga de su ''etapa diplomática'', la ciudadana mexicana María del Socorro Yánez, el 12 de diciembre de 1997. Riera obtiene una visa para emigrar, pero transcurre todo el 1998 sin que las autoridades cubanas le otorguen el permiso de salida.
Desesperado, en julio de 1999 adquiere un pasaporte mexicano falso bajo el nombre de Pedro Morales Estrada. Soborna con $2,000 a un funcionario de inmigración para que registre ''su entrada'' en la computadora del aeropuerto y consigue así salir rumbo a Cancún el 23 de octubre.
Pero su subrepticia presencia en México empieza a ser controlada y Riera decide abandonar la casa y pasar ''a la clandestinidad'' en México. El 21 de diciembre del 1999 contacta al primer secretario de la Embajada de Estados Unidos, Barry Thien, y pide asilo a las autoridades estadounidenses.
La espera se prolonga demasiado y Riera ve la posibilidad de pedir refugio en México el 7 de septiembre.
Un mes después de sostener varios contactos con funcionarios mexicanos, seis individuos sin identificarse lo interceptan a la salida del restaurante Sanborns, en el centro de la capital, lo obligan a subir a una camioneta y lo conducen a una estación migratoria.
En menos de 24 horas sería llevado a Cuba.
El Nuevo Herald | 02/19/2006 | Ex espía cubano pone a México en demanda