Prohibido
"Su señora puede pasar. Usted tiene prohibido entrar en este país."
(De un funcionario militar cubano al escritor argentino José Ignacio García Hamilton, en el aeropuerto de La Habana.)
El estreñimiento del régimen cubano sigue sin encontrar alivio. No se puede ni entrar ni salir y, en líneas generales, en la isla caribeña todo está prohibido por principio. Y no se dan explicaciones. A García Hamilton, por ejemplo, no le negó el acceso un comité de críticos literarios sino un funcionario anónimo que se limitaba a repetir como una máquina: "Sólo cumplo órdenes".
Para no ser menos, Estados Unidos acaba de cerrarle la puerta en la cara a la senadora boliviana Leonilda Zurita con la sospecha más bien vaga de que en el caso de ingresar podría involucrarse "en actividades que podrían poner en peligro el bienestar y la seguridad de la nación".
Fidel Castro y George Bush tienen más de diez pequeñas diferencias, pero se tocan en un punto: a los dos les encanta lo prohibido, a los dos les encanta prohibir.
Por supuesto, no son los únicos militantes de la prohibición, causa que atrapa y seduce a la humanidad desde tiempos inmemoriales. El ansia de prohibir es transversal: la gente no ve la hora de hacerse con un poco de poder para declarar que algo está prohibido. También se cruzan en un punto los piqueteros que en nombre de la ecología prohíben transitar por los puentes y los flamantes legisladores de Hamas que viven desde que ganaron con el brazo levantado, sin poderse aguantar hasta el momento de aprobar las leyes que prohíben a los palestinos el consumo de alcohol y las relaciones adulterinas.
Ante esta ola prohibicionista, ¿no sería bueno poner el acento sobre lo permitido? ¿Proclamar, por ejemplo: "Aquí se tolera, sin limitación alguna, que todo el mundo disfrute de este día de sol"? Yo, por ejemplo, conozco a una persona que ha hecho instalar en la puerta de su domicilio particular un cartel con la siguiente leyenda: "En esta casa también está permitido no fumar". Aunque no alcanzo a darme cuenta de qué quiere decir exactamente, me parece un ejemplo de tolerancia digno de ser analizado e imitado.
Hugo Caligaris
Prohibido | LANACION.com
