giovedì, maggio 25, 2006

LA VERDADERA RIQUEZA DE CASTRO

LA VERDADERA RIQUEZA DE CASTRO




Por Humberto Fontova *
Diario Exterior
España
Infosearch:
Celso Sarduy Agüero
Jefe de Buró
Cono Sur/Sudamérica
Dept de Investigaciones
La Nueva Cuba
Mayo 24, 2006




Cuando la revista Forbes le colocó entre los jefes de estado más ricos del mundo en el 2005, un furioso Fidel Castro lo denunciaba como "¡Infamia!" "¿Creen que soy una especie de Mobutu?", estalló. En aquel momento, Forbes estimaba su fortuna en 550 millones de dólares.

Este año, Forbes elevaba su valoración a los siete jefes de estado más ricos del mundo, con una fortuna estimada en 900 millones de dólares. "¡Difamación repugnante!", atronaba Castro en los platós de la televisión cubana (los doce). El "Presidente" del Banco Nacional de Cuba, Francisco Soberón, también sonó en armonía: "La Revolución Cubana y su Máximo Líder son el ejemplo de honestidad y conducta ética de este mundo caótico y corrupto al que el imperio ha llevado a la humanidad", añadía.

En realidad, Castro tiene motivos. Carece de empresas con las que sumarse a tipos mezquinamente millonarios como Mobutu Sese Seko, o la Reina Isabel. Forbes admite que su estimación de la riqueza de Castro es "más arte que ciencia", y se basa en su propiedad parcial de empresas estatales, entre ellas el Centro de Convenciones de La Habana, el conglomerado de venta al por menor Cimex y Medicuba. Pero como plantea el académico cubano americano Eugenio Yánez: ¿por qué no incluir a muchas otras y mucho más grandes empresas estatales cubanas como Cubatabaco, Artex, Cubacatricos, Cubatecnica, Gaviota, Acemex, Cubatur, Antex, Caribat, y muchas más? La lista es mucho más larga de lo señalado por Forbes.

Otro método utilizado por Forbes fue calcular que aproximadamente el 10% del PIB cubano pertenecía a Castro. ¿Por qué solamente el 10%?

Todas las empresas de Cuba son empresas estatales, incluyendo las supuestas "inversiones conjuntas" con inversores extranjeros, como muestra el titular del Miami Herald de junio del 2005: "Muchos inversionistas extranjeros sacados de Cuba a patadas", rezaba.

"Es indignante", citaba el Herald de un empresario español que abandonaba Cuba. "He atravesado incontables reuniones durante más de un año sin resultados en términos de recobrar nuestra inversión", se lamentaba.

"Lo que no puedo aceptar", se quejaba otro empresario europeo, "es que simplemente me den la patada aquí sin garantías sólidas de que recobraré alguna vez mi dinero".

Nuestras condolencias a estos desafortunados caballeros. Observe también: los inversores estaban siendo expulsados a patadas de Cuba. Pero las inversiones se quedan, al igual que las 5911 empresas valoradas en cerca de 2 billones de dólares robadas a punta de pistola a propietarios e inversores norteamericanos en 1960. Los pocos empresarios que se resistieron, como Howard Anderson, a quien robaron su franquicia de Jeep, o Tom Fuller, a quien robaron la granja familiar, fueron puntualmente asesinados por los escuadrones de fusilamiento de Castro y el Ché.

Llamativamente, el presidente de Bolivia Evo Morales celebraba una larga reunión con Fidel Castro justamente la pasada semana. A su vuelta a Bolivia, Morales anunciaba la "nacionalización" (saqueo) de todas las compañías de gas natural de propiedad exterior (brasileñas principalmente) en Bolivia. Rafael Dausa, el nuevo embajador de Cuba en Bolivia, se encuentra entre los más altos funcionarios de Inteligencia de Cuba.

Fidel Castro es oficialmente el Jefe de Estado de Cuba, el Jefe de Gobierno, el Primer Ministro, el Primer Secretario del Partido Comunista Cubano, y el Comandante en Jefe de las fuerzas armadas. Francisco Soberón, el presidente del Banco, no se refirió a él como "el Máximo Líder" por nada. De modo que, ¿por qué Forbes estima su control del PIB de Cuba en apenas el 10%? "El derecho a disfrutar y disponer de las cosas de la manera más absoluta según le place", es como define la propiedad un diccionario legal. "Disponer" es el término clave en la definición legal de propiedad. En pocas palabras: algo es genuinamente tuyo sólo cuando tienes el derecho a venderlo. Como tal, Castro posee el 100% de las empresas cubanas, junto con todos los frutos del trabajo de sus 11 millones de cautivos.

El Artículo 33.1. de la "Constitución" cubana reza: "Los trabajadores de empresas de inversión conjuntas que sean cubanos serán contratados por una entidad de empleo propuesta por el Ministerio de Inversión Extranjera y Cooperación Económica (cubano), y autorizados por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (cubano).

El Artículo 33.4. reza: "Los pagos a los empleados cubanos en Cuba se harán en moneda nacional, que debe obtenerse de antemano a partir de divisa extranjera convertible".

En otras palabras, digamos que el Ministerio de Trabajo cubano decide que el salario para sus empleados cubanos (a los que se prohíbe la huelga bajo pena de muerte o escuadrón de fusilamiento) es 100 pesos a la semana. A continuación, usted paga $100 ó 100€ por trabajador al gobierno cubano (del que Castro es el Máximo Líder). El gobierno canjea esta divisa y abona al indefenso trabajador cubano 100 pesos cubanos sin valor, cuya valoración fluctúa 15-20 por dólar americano. En la Oscura y Fascista Era Batista el peso cubano siempre fue canjeable uno a uno frente al dólar americano. En cualquier otra parte a esto lo llaman esclavitud. Ni la China Roja ni el Vietnam Rojo tienen tal control sobre los inversores extranjeros .

Un residente cubano es más valioso para Castro cuando quiere escapar de Cuba. La familia de este escritor pagó 15.000 dólares para sacar de Cuba a un primo a comienzos de los años 60. No fue una cifra fácil de reunir en aquel momento para refugiados indigentes, pero los escuadrones de fusilamiento trabajaban en turnos triples y las cárceles de Cuba estaban llenas hasta la asfixia. No estabas pagando solamente por la libertad de los seres queridos, también podrías estar pagando por su vida. Armando Valladares, que de alguna manera escapó del escuadrón de fusilamiento pero que pasó 22 años de tortura en el Gulag de Cuba, describía su juicio muy sucintamente: "ningún testigo para acusarme, nadie que me identificara, ni una sola prueba en mi contra". Valladares había sido detenido en su oficina por el crimen de rehusar mostrar motivos pro Castro en su escritorio.

Un día, a comienzos de 1959, uno de los Tribunales Revolucionarios del Ché encontró inocente del cargo de "criminal de guerra" a un capitán del ejército cubano llamado Pedro Morejón. Esto hizo subir por las paredes al comandante homólogo de Ché, Camilo Cienfuegos. "¡Si Morejón no es ejecutado", berreó, "le meteré una bala en la cabeza yo mismo!". El Tribunal reunido religiosa y rápidamente dictaminó un nuevo veredicto. Morejón temblaba ante un escuadrón de fusilamiento al día siguiente. En calidad de verdugo jefe de Castro, el Ché Guevara lo explicaba: "Las pruebas judiciales son un arcaico detalle burgués". De modo que puede usted ver el sentido de urgencia por sacar a un familiar, especialmente si las autoridades han puesto sus ojos en él como contrarrevolucionario. Tal proceso judicial en manos dictadores en cualquier otra parte lo llaman "escuadrones de la muerte".

La mayor parte de las familias del exilio cubano pueden relatar casos similares de parientes secuestrados con rescate. En cualquier otra parte a esto lo llaman "secuestro y extorsión".

Los campesinos de Cuba fueron los primeros en descubrir la amarga lección de la propiedad en la Cuba de Castro, y en consecuencia se levantaron en armas contra el castrismo. En 1959, con cámaras grabando, flashes centelleando y periodistas garabateando, el tan alabado "Instituto de Reforma Agraria" de Castro montaba la gran escena de entregar "títulos" de la tierra a miles de campesinos radiantes.

Pronto estos nuevos "dueños" descubrieron que tenían prohibido vender "su" tierra. Lo que es más interesante, la producción cultivada en "su" tierra sólo podía venderse al gobierno. Más interesante aún, el precio pagado por "su" producto era el que le apetecía al gobierno. En cualquier otro lado, a esto lo llaman "feudalismo".

Castro puso fin rápidamente a esta charada y todos los trabajadores del campo fueron reunidos en granjas, léase granjas colectivas idénticas a los koljozes soviéticos. En realidad, "consejeros" agrícolas soviéticos, aún imbuidos en su éxito de Ucrania, llevaban desde el principio asesorando al INRA de Cuba (Instituto de Reforma Agraria). La desesperada, solitaria y sangrienta rebelión del campesino cubano contra su esclavitud se extendió a las ciudades y pueblos, y duró desde finales de 1959 hasta 1966. Castro en persona admitía que sus tropas, sus milicias y los consejeros soviéticos se enfrentaban a 179 "bandas de bandidos" distintas, como etiquetaba a estos comunistas arrepentidos luchando por la libertad. Decenas de miles de tropas, cifras significativas de consejeros soviéticos, y escuadrones de tanques soviéticos, helicópteros y lanzallamas extinguieron finalmente la única lucha cubana por la libertad. En cualquier otra parte a esto lo llaman "la insurgencia".

Esta feroz guerra de guerrillas, emprendida a 90 millas de las costas de América, podría haber tenido lugar en el planeta Plutón, y todos leeríamos acerca de ella en los principales medios, todos sabríamos de ella a través de esos ilustres académicos de la Ivy League . Para hacerse una idea de las dificultades afrontadas por esos rebeldes rurales, la desesperación de su batalla y el perjuicio que soportaron, se puede volver a ver a Tony Montana durante los últimos 15 minutos de "Scarface". Enrique Encinosa documenta esta heroica rebelión en su soberbio libro, Unvanquished. "Luchamos con la furia de bestias arrinconadas", era como uno de los pocos rebeldes supervivientes describía su insurrección.

En 1962, la estafa Kennedy-Khrushchev que "solucionó" la Crisis de los Misiles -- no sólo privó a estos luchadores de la libertad de la paupérrima ayuda que recibían de los balseros cubanos del exilio (y eran perseguidos por violar las leyes de neutralidad norteamericanas) -- también dio su bendición a las 44.000 tropas soviéticas en Cuba. En cualquier otro lado, a esto lo llaman "ocupación extranjera".

Los izquierdistas se lamentan de la "ocupación" norteamericana de Irak, donde 125.000 tropas norteamericanas están estacionadas en una nación de 25 millones. Los izquierdistas también aplauden cómo "liberó" Castro a Cuba del "imperialismo extranjero". Cuba era una nación de 6,5 millones de personas en 1962, con 44.000 tropas soviéticas entre ellas. Meta en su calculadora estas cifras y calcule la fracción vs. la presente para Irán. Si estamos ocupando Irak, ¿qué estaban haciendo en Cuba los soviéticos -- a las órdenes de Castro y Ché?

Algunos años antes, con los rebeldes de Castro en refriega (en su mayor parte sobornando, en realidad) con el ejército de Batista, periodistas norteamericanos habían penetrado en las colinas de Cuba llevando cámaras y grabadoras para aduladoras entrevistas con el galante Fidel y sus apuestos comandantes rebeldes. Reporteros de prensa, desde Herbert Matthews, del New York Times, a Jules Dubois, del Chicago Tribune, figuras de la televisión, desde Robert Taber, de la CBS, a Ed Sullivan, todos entrevistaron (enjabonaron) al Robin Hood cubano para los colegas de casa. Hasta se presentó un reportero de la revista Boy´s Scene. Todo esto vino y pasó por las agencias de prensa extranjeras de alguna manera mientras Cuba sufría bajo "una sofocante y criminal dictadura", o eso recordaban constantemente estos reporteros y comentaristas a su audiencia en blanco. Con el fin de acomodar al grupo de los medios, el grupo de gente de Castro finalmente montó un edificio separado en su campamento con la señal "choza de la prensa".

Una rebelión genuina contra una dictadura genuina -- y una que involucra a diez veces la cifra de rebeldes (y bajas) de aquélla contra Batista, así como del doble de duración -- y ni un intrépido reportero se encontraba ni remotamente cerca de las colinas de Cuba. Estos "valientes defensores de la verdad", tal como elogia su profesión la Facultad de Periodismo de Columbia, no estaban en Cuba. De Laura Berquist, de Look Magazine, a Jean Daniel, de The New Republic, pasando por Lee Lockwood, de Life, todos estaban en La Habana haciendo cola para "entrevistas" de elogio -- no con los rebeldes esta vez -- sino con sus carceleros y asesinos, Fidel Castro y el Ché Guevara.

Si la Gran Bretaña de V de Vendetta rozase la Cuba de Castro, quedaría atestada de agradecidos refugiados políticos que escalarían paredes para disfrutar de su relativa libertad. En un momento dado de 1961, uno de cada dieciocho cubanos era preso político, una fracción más elevada que la Alemania de Hitler o la Rusia de Stalin.

Castro puede disponer de toda empresa en su isla cautiva del modo que elija. Puede hacer lo mismo con cada cubano cautivo. Igual de fácil puede entregarles como mano de obra esclava, venderlos a cambio de un rescate, encarcelarlos, dispararles. La lista de Forbes apenas enumera la punta del iceberg de la riqueza de Castro.


* Humberto Fontova es el autor de Fidel: el tirano preferido de Hollywood.