giovedì, luglio 13, 2006

Cuba: La pelea de Chavez y Bush por la Cuba postcastrista

Cuba: La pelea de Chavez y Bush por la Cuba postcastrista

La pelea de Chavez y Bush por la Cuba postcastrista

La pelea de Chávez y Bush por la Cuba postcastrista Por: Fran Ruiz Jueves 13 de Julio de 2006 | Hora de publicación: 02:39 A la espera de que Fidel Castro se deleite con el pastel de coca que le enviará por su cumpleaños su colega boliviano Evo Morales, el politburó cubano se divierte con el plan ideado por Estados Unidos para cuando la isla se quede huérfana, y que consiste esencialmente en financiar a la disidencia para que preparen la transición democrática y aceleren la caída del régimen comunista. Después de 40 años de inútil embargo para intentar derrocar el castrismo, a las autoridades de Washington no les queda de otra que esperar que el factor biológico acabe con el "problema cubano", y como Castro cumple 80 años dentro de un mes, el 13 de agosto, pues han llegado a la conclusión de que algún día tendrá que morirse; ya lo dice el refrán, muerto el perro se acabó la rabia. Pero ni el refranero es infalible ni el problema es sólo el comandante. Si imaginamos por un momento que el presidente cubano es la cola de un perro, EU sería la cabeza, que cuanto más quiere morder la cola más vueltas da y más se cansa sin lograr su objetivo. Con el nuevo plan, Washington persevera en su cabezonería y se equivoca cuando piensa que, tratando de asfixiar a Cuba asfixia al gobierno, cuando lo que hace es asfixiar al pueblo. Para colmo, está la miopía de gran parte del exilio cubano en Florida, que amenaza con retirar su apoyo a Bush y a los republicanos si suavizan el embargo, y en noviembre, atención, hay elecciones legislativas en EU. Por tanto, esta situación le permitirá a Bush garantizar el voto del exilio, pero reforzará la idea de gran parte de la opinión pública mundial de que el embargo provoca que los cubanos —y por extensión su presidente— sean vistos como "víctimas del imperialismo", cuando en realidad son víctimas de un régimen donde te mandan a la cárcel por delitos como pedir elecciones libres y democráticas. Por eso, el anuncio del gobierno de Bush, lejos de alegrar a la disidencia, añade nuevas preocupaciones a los pocos valientes que dentro de la isla se atreven a oponerse al gobierno: "El plan lleva agua al molino del régimen totalitario; le da armas para la propaganda", dijo Elizardo Sánchez, líder de la ilegal Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN). Y desgraciadamente tiene razón, o si no, ahí van las palabras del presidente del parlamento cubano, Ricardo Alarcón: "Quien conspire con los norteamericanos y acepte sus pagos tendrá que pagar las consecuencias", y en el colmo del cinismo añadió que los disidentes tienen razón para estar preocupados, porque el plan de EU endurecerá al régimen. Tampoco le hace ascos al cinismo el gobierno venezolano. El vicepresidente Vicente Rangel denunció "el intervensionismo flagrante de Bush", cuando es Hugo Chávez el que no para de entrometerse en los asuntos internos de otras naciones latinoamericanas, empezando por Cuba, a la que desea larga vida de régimen socialista, con un modelo de partido y prensa únicos al que parece haber embarcado a su propio país. Y ahí tenemos a los dos: Bush y Chávez, uno por imponer un nuevo modelo para Cuba, y el otro para que se queden las cosas como está. Desgraciadamente el único que no puede opinar ni elegir es el pueblo cubano, que más bien parece que sólo sirve para ser acarreado y que haga bulto en manifestaciones masivas de apoyo a Castro y a su régimen comunista. Contemplando desde aquí la realidad cubana resulta muy preocupante, pues, el creciente desafío de algunos líderes políticos de la región, que confían más en la movilización de las masas que en las instituciones, a las que denigran y acusan de conspirar o de complot.

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