La leche, el queso, la papa y el noticiero Juan González Febles LA HABANA, Cuba - Marzo (www.cubanet.org) - Durante décadas, casi desde que fuera racionada, la leche encontró vías para su consumo. Aunque limitada a niños menores de siete años, ancianos y pacientes afectados de ciertas dolencias, la leche encontró su camino hacia la familia cubana. Vendida primero a veinte pesos y luego a veinticinco, fue uno de los renglones más estables del mercado negro. Esto, tanto desde el punto de vista de la oferta como de la demanda. Todo se hizo posible gracias a un eficiente casting gubernamental que actuó en concierto armónico con los irregulares de siempre. En el casting, bueno es decirlo, se destacaron civiles y militares. Sin quererlo, dejaron demostrado que la leche existe. Que se puede ser un poco más flexible -por no decir humano- y ampliar la distribución de este producto a la población. En aquellos momentos se ofertaba en los agromercados queso blanco. Ese queso, hecho por cuentapropistas, contó con una calidad (textura, sabor, etc.) aceptable. Su precio, aunque alto, fue asequible para muchos estómagos hambrientos. Luego del destape del episodio de corrupción en la Unión Láctea, las cosas no cambiaron. El caso le costó y le sigue costando caro a la joven abogada Niurka Brito, que lo denunció. Entonces fue que se perdió la leche y por supuesto el queso. Cualquiera podría pensar que con el fin del desvío de las toneladas de leche que "escapaban" al control del estado, el pueblo tendría algún beneficio. Pero no ha sido así. La leche desviada tomó una vereda oculta y trascendental. Ha quedado claro, que al menos en la escasez de leche y su draconiana política de racionamiento, hay perfidia por parte del gobierno. El pueblo no les importa. El destino de las toneladas de leche en polvo que ya no comercializa el mercado negro es un enigma. Podría ser cualquier oscuro rincón del mundo, o quizás las reservas estratégicas de las fuerzas armadas, o sabe Dios qué. El hecho es que nuestros niños y en fin, nuestra gente, no toma leche y que la leche existe. Dictadura totalitaria al fin, no está obligada a rendirle cuentas al pueblo sobre éste, o cualquier otro asunto. Los mandarines y su tambor mayor están determinados a callar, al menos sobre este asunto. Ah, lo olvidaba. El noticiero de la televisión oficial mostró campos interminables de una fructífera cosecha de papa. Parece que se trata de otro éxito de pantalla, sin repercusión en las cocinas de los hogares cubanos. Se quedó en bla bla bla. Las papas de la familia cubana siguen dentro de la pantalla del televisor, cerca de la Mesa Redonda. Algún humorista comenta que las quieren para guarnición de discursos. Esperemos que no corra el destino incierto de la leche en polvo. |
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