venerdì, marzo 03, 2006

El Nuevo Herald | 03/02/2006 | Los 20 minutos que cambiaron el destino de 15 cubanos

Los 20 minutos que cambiaron el destino de 15 cubanos

ALFONSO CHARDY
The Miami Herald

Quince migrantes cubanos recogidos en un puente abandonado estaban siendo transportados a tierra en los Cayos de la Florida cuando en cuestión de 20 minutos, los expertos legales del Servicio de Guardacostas en Miami tuvieron dudas y ordenaron al barco que se detuviera, según muestra el diario de navegación del Guardacostas.

La bitácora, revelada por el Guardacostas, en respuesta a una petición del Miami Herald bajo la Ley de Libertad de Información, muestra la primera vez que el gobierno federal públicamente admite que cometió un error sobre qué hacer luego que los migrantes fueron encontrados en la oscuridad de la madrugada del 4 de enero en unos pilares de concreto del viejo puente Flagler cerca de Cayo Maratón.

La información revela el desarrollo del drama --el terrible dilema-- del rescate más controversial de inmigrantes cubanos desde que la política pies secos-pies mojados se puso en vigor hace más de una década.

Los migrantes estuvieron detenidos en la nave durante días mientras los funcionarios en Miami y Washington luchaban por decidir qué hacer. Finalmente, los de Washington decidieron que los migrantes debían ser repatriados.

La bitácora revela que se tomaron sólo 20 minutos para que las vidas de los 15 migrantes tomaran un giro fatal: uno que les negó su deseo de reunirse con sus familiares y que los devolvió a una vida que ya no querían y a un país que pensaron que habían dejado para siempre.

El martes, el juez federal de Miami, Federico Moreno, falló que el puente, aunque no estaba directamente conectado a tierra, es parte de la Florida y que los migrantes ''fueron devueltos a Cuba ilegalmente''. Moreno ordenó a la administración de Bush que tomara medidas para devolverlos.

La corte de Moreno recibió esencialmente los mismos documentos que el Miami Herald obtuvo, pero los datos de la bitácora mostrando la indecisión del Servicio de Guardacostas, sobre si dejar a los cubanos en tierra, no se presentaron en el caso.

Aunque escrito en el lenguaje oficial de trasmisiones por radio, los datos comunican el drama que se desarrolló dos días después de que los 15 cubanos --once hombres, dos mujeres y dos niños-- se dirigieron al sur de la Florida en un bote improvisado de aluminio, de 20 pies.

Dos de los familiares en Miami, Mercedes Hernández y Mariela Conesa, dijeron al Miami Herald ayer que los quince incluían familiares, así como vecinos y amigos, todos de Matanzas, una provincia al este de la Habana. Los miembros del grupo habían organizado el viaje ellos mismos y no eran parte de ninguna operación de contrabando de inmigrantes. La Guardia Costera supo de los inmigrantes cuando la Oficina del sheriff de Monroe la notificó a las 3:05 a.m. del 4 de enero.

La estación de Marathon despachó una embarcación de rescate de 41 pies de eslora, indentificada como CG41329. Inicialmente, los inmigrantes rehusaron el rescate, temiendo lo que iba a suceder.

Un segundo navío, CG25577, fue enviado para asistir y finalmente todos los inmigrantes fueron llevados a la primera nave.

Una entrada en el cuaderno de bitácora a las 3:40 a.m. observa que la nave de rescate había sido dirigida por el cuartel general del sector en Cayo Hueso a ''traer los inmigrantes a la estación'' en Mara-

thon. Si al barco se le hubiera permitido atracar en Mara-

thon, los cubanos hubieran calificado automáticamente como ''pies secos'' y hubieran podido quedarse en EEUU.

Pero una nota en la bitácora 20 minutos más tarde, a las 4 a.m., muestra una contraorden ''no traer los inmigrantes a la estación...'' fue recibida por el cuartel general de Miami de la Guardia Costera, conocido como D-7 por distrito siete.

Un documento clave ante el tribunal del juez Moreno fue un memo del 4 de enero del Capitán de Corbeta Donald L. Brown, de la oficina legal de la Guardia Costera en Miami, al Capitán de Corbeta Brad Keiserman, jefe del grupo legal de operaciones de la Guardia Costera en Washington. A las 11:46 a.m., Brown estaba buscando asistencia legal de Washington: siete horas después de que la nave de rescate hubiera recibido órdenes de no llegar a la costa de Mara-

thon, y orientada a trasladar los cubanos al escampavías de la Guardia Costera Kodiak Island.

Un portavoz de la Guardia Costera en Washington, el Tte. de Navío Gene Maestas, declaró que en aquel momento la decisión fue tomada por la oficina legal de la Guardia Costera conjuntamente con Inmigración y Aduanas y posiblemente otros organismos federales.



El Nuevo Herald | 03/02/2006 | Los 20 minutos que cambiaron el destino de 15 cubanos