Raúl y la insoportable sombra de Fidel
Carlos Alberto Montaner
Fidel Castro preparaba con esmero la fiesta de sus ochenta años. Ocurriría el 13 de agosto. Alguna nota oficial hablaba de ''miles de invitados internacionales''. Sería su apoteosis. En el mundo clásico apoteosis era la ceremonia que confería la condición de dioses a los héroes. Pero no pudo transformarse en dios. Se interpusieron sus divertículos, pequeñas úlceras que laceran los intestinos y, a veces, los hacen sangrar. La hemorragia fue tan intensa que tuvieron que operarlo urgentemente. Dada su edad, la cirugía era muy riesgosa, pero no intentarla se convertía en inevitable muerte."