Ad esempio, come esprimere meglio il semplice concetto che:
Basta tener dos dedos de frente para saber que el problema número uno que tiene actualmente Estados Unidos con Cuba no es el de que Castro muera y llegue por fin la democracia a la isla, sino, más bien, el de que si esto ocurre, o aun si no ocurre y hay una mínima apertura por parte del régimen, ello no provoque una emigración masiva de cientos de miles o acaso millones de cubanos hacia Estados Unidos.
La tristísima y paradójica verdad es que la democratización de Cuba, en los momentos actuales, a Estados Unidos sólo le significaría un monumental dolor de cabeza: bregar con esa marea inatajable de cubanos de toda condición a los que medio siglo de totalitarismo no les ha dejado otra ambición que la de escapar al país del Norte y la de tener que cargar sobre sus espaldas la monumental tarea de ayudar a resucitar una economía a la que casi cincuenta años de centralismo, estatismo y dirigismo han puesto en estado de delicuescencia.
Contrariamente a las declaraciones grandilocuentes de Bush, la administración norteamericana tiene muy poco interés, en estos momentos en que no sabe cómo salir de los atolladeros de Irak y del Líbano, en un nuevo dolor de cabeza y de gigantescos problemas de inmigración y presupuesto por un país situado a pocas millas de sus playas.
No sólo la pequeña rosca de oligarcas comunistas que rodea a Fidel Castro prende velas en estos días a las vírgenes y los santos del cielo marxista por que su vida se prolongue; Bush y compañía también.
oppure, come dire piu' brutalmente che:
Quienes esperaban –en el exilio de Miami, principalmente– que, con el anuncio de su operación y consiguiente delegación de poderes, el pueblo cubano se lanzaría a las calles, entusiasmado con la inminencia de su liberación, se quedaron con los crespos hechos.
E non rompo nessun segreto anticipando il finale dell'articolo:
Ojalá me equivoque, pero creo que Cuba tiene todavía un largo camino que recorrer antes de –como diría Borges– merecer la democracia.
Brividi, tristezza, costernazione, senso di impotenza.
El principio del fin
Mario Vargas Llosa
La Nacion