mercoledì, settembre 27, 2006

Entrevista a Hubert matos del 2003, se habla brevemente da Ramiro Valdes

Ramiro Valdés, el jefe del Estado Mayor, estaba custodiándome y en ese momento saca la pistola: “Párate (levántate) ahí y te mato”, me dijo. Y Camilo va hasta donde está Fidel y le toca en el hombro, pero Fidel sigue hablando a la gente. Por segunda vez, Camilo le interrumpe y ahora sí le dice en el oído que yo estoy dispuesto a ir allí a hablar al pueblo, a defenderme. Y Fidel hace una pausa y le dice una cosa en secreto. ¿Qué es lo que le dice? Que le diga a Ramiro Valdés que me lleve preso al Estado Mayor. Camilo no se lo dice a Ramiro delante de mí, sino que le lleva tres pasos más allá para darle la orden de Fidel. Y Ramiro viene y me dice: “Vámonos”. Bajamos la planta y los oficiales que hay allí dicen que si se llevan a Hubert, que les lleven a ellos también presos.


la intervista in due parti e di seguito una sua biografia rivoluzionaria








Ramiro Valdés Menéndez
El muchacho de Artemisa

Les narro acerca de un muchachito cuya cuna fue Artemisa, tierra de héroes que estremece, al pensar en los hijos que una vez vio marchar hacia el asalto del cual muchos no regresaron.

Este muchacho, de apenas 21 años sobrevivió, a pesar de figurar entre los que se ofrecieron voluntarios para ocupar un puesto en la avanzada. Estuvo entre los ocho seleccionados para tomar la posta 3 del cuartel Moncada, y sería el primero en penetrar al cuartel, después de bajar de un golpe la cadena que impedía el paso en esa área, junto a sus compañeros José Ponce y Jesús Montané, y resultaría de los últimos en salir, luego de resultar herido.

JUZGADO Y CONFINADO ENTRE ENFERMOS MENTALES

Entre los 27 asaltantes que fueron detenidos y juzgados por el Tribunal de Urgencia de Santiago de Cuba, estaba el muchacho de mi relato que luego de permanecer un tiempo en la cárcel de Boniato, fue trasladado hacia el reclusorio nacional de Isla de Pinos.

La misma Isla del Abra donde José Martí, muchos años antes, padeció por las llagas del tobillo y más aun le sangraba el alma, como a él y sus compañeros ahora, por el dolor de no saber la patria libre, a pesar de los sacrificios.

El presidio es siempre duro, al joven de Artemisa lo aislaron junto a Oscar Alcalde, Ernesto Tizol, Agustín Cartaya e Israel Tápanes, en el pabellón destinado a enfermos mentales, tal vez por ser de los primeros en entonar las notas del Himno Nacional ante la visita del tirano Batista al penal.

La amnistía hizo posible la salida de él y sus compañeros, en mayo de 1955. Aún resonaban en sus oídos los alaridos de los reclusos enfermos y maltratados que llenaban las celdas, pestilentes e inhumanas donde había permanecido.

Entonces seguirían las actividades revolucionarias y nuevamente la prisión hasta obtener la libertad y su traslado a México, a fin de ayudar a organizar y entrenarse para una expedición, la del yate Granma, donde 82 expedicionarios navegaron gracias al milagro de los sueños y los propósitos que generan una lucha como la nuestra.

EL PACTO

El 2 de diciembre de ese año 1956, tuvo lugar el desembarco. Ya andaba por los 24 años el joven de quien les hablo y por sus condiciones y actitud fue nombrado jefe de una de las escuadras, y segundo al mando del Pelotón de la Retaguardia que dirigía Raúl Castro.

Con el “bautizo de fuego” de Alegría de Pío, los expedicionarios fueron sorprendidos por el enemigo, y no estaba él en esos momentos junto a su pelotón, pues andaba ocupado en la repartición de los pocos suministros con los que contaba la tropa.

Ametralladora en mano se enfrentó al adversario y tras la dispersión de sus compañeros quedó solo, hasta encontrarse con el Che Guevara y otros combatientes poco después. El monte y una cueva serían oportuno refugio, en esos momentos, de los cuales el Che escribió: ...Resolvimos mantenernos allí durante el día, aunque con el compromiso expresamente tomado por los cinco, de luchar hasta la muerte. Quienes hicieron este pacto nos llamamos: Ramiro Valdés, Juan Almeida, Chao, Benítez y el que esto relata...

Después de días sin comida ni descanso, totalmente extenuados, tuvo lugar el reencuentro con Fidel en Cinco Palmas. Las almas se alzaron junto a los brazos amigos, por saber con vida al jefe de la Revolución y ante la posibilidad de arribar a La Plata y alcanzar la Sierra Maestra para continuar la lucha. Los sueños, suelen cumplirse cuando son fuertes y verdaderos, aunque parezcan imposibles.

Primero se integró el joven de quien les hablo en la columna 1, a la que llamaron todos Columna madre. Posteriormente integró la 4 y al crearse la columna invasora 8 Ciro Redondo, al mando del comandante Ernesto Che Guevara, fue designado su segundo jefe. De manera que realizó la invasión a Occidente y posteriormente, una vez en el territorio de la antigua provincia de Las Villas, participó en las acciones del Escambray, hasta el triunfo de enero de 1959, al que arribó con los grados de comandante, obtenido desde los primeros momentos de la lucha en la Sierra.

LO QUE SIGUIÓ AL TRIUNFO

Aunque no existiera la gráfica que acompaña este texto, los lectores fácilmente descubrirían el nombre de quien después del triunfo revolucionario continuó la trayectoria que le hace merecedor de la admiración y respeto del pueblo cubano, desde su designación como jefe militar en la región central y posteriormente segundo jefe de la fortaleza de La Cabaña en La Habana, hasta la fundación de los órganos de la Seguridad del Estado y ocupar su jefatura.

Como Ministro del Interior, al crearse este en 1961 y en 1979, en que fue designado nuevamente para el cargo, tras ocupar otros puestos como Viceministro Primero de las FAR; Ayudante del Comandante en Jefe en la organización del trabajo de dirección del gobierno y otras responsabilidades en diferentes ministerios. Hay que aclarar que todas estas funciones las cumplió mientras fungía como Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros. Desde 1996 se desempeña como Presidente del Grupo Industrial para la Electrónica del SIME.

Numerosas medallas y condecoraciones han distinguido el paso de quien es miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, merecedor de la Orden Playa Girón y Diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular por el municipio de Artemisa, esa pródiga tierra donde el 28 de abril de 1932, nació este hombre en cuyo pecho brilla la estrella de Héroe de la República de Cuba, el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez.