¿Y ahora qué falta?: "
Foto: Claudio Fuentes Madan
Todos los meses me encuentro agobiada por la ausencia random de productos de primera necesidad, puede ser aceite, champú, detergente, leche, huevos o toallas sanitarias. Cada vez que se acerca el final de cada mes me invade la pregunta: ¿A quién le toca perderse ahora?, como si mi canasta básica tuviese libre albedrío y jugara conmigo a “estar en falta”. A veces no puedo lavar, otras es agónico limpiar, mi sartén se aburre en el abandono o mi cazuela de frijoles se deprime sin su inseparable compañera de arroz.
Trato de buscar el momento en el que todo esto empezó y me sorprendo al descubrir que desde que era una niña pequeña la economía juega a los escondidos conmigo. Aún recuerdo con claridad las cosas por las que mi madre suspiraba cuando yo sólo tenía siete años (comida, cigarros, zapatos para mí), aquéllas otras que poblaron mis anhelos de adolescente (chocolate, carne, un par de zapatos, jabón) y llego a mi adultez para comprobar que siguen exasperando con su persistente retirada mi convivencia.
Me pregunto, como el resto de los cubanos, hasta cuándo un pomo de salfumán para limpiar el baño será tan protagónico en mi vida. ¿Será que cuando tenga ochenta años evocaré con nostalgia todavía un rollo de papel sanitario?
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