América socialista, por José María AZNAR BOTELLA
6 Junio 10
Quién iba a decir que los europeos acabarían dando lecciones de responsabilidad fiscal a los americanos. Estados Unidos quiere doblar sus exportaciones en los próximos cinco años y urge a europeos y japoneses a estimular su demanda interna. Trichet y Merkel se niegan y predican disciplina fiscal. Y es que mientras que en Europa la Unión Monetaria ha forzado a los gobiernos a introducir medidas de ahorro, en Estados Unidos tiene lugar el último gran experimento del socialismo. Éste consiste básicamente en gastar el dinero de los demás.
Sólo en el mes de abril el déficit del Tesoro Americano alcanzó los 82.700 millones de dólares, más de cuatro veces superior al de abril de 2009. El dato resulta doblemente preocupante, dado que normalmente el mes de abril registra superávits, coincidiendo con la declaración de la renta, y porque los ingresos en el periodo bajaron un 7,9% respecto al año anterior.
Increíblemente y en medio de esta crisis fiscal, la Casa Blanca, por voz de Larry Summers, propone un nuevo plan de gasto por importe de 200.000 millones de dólares, que el Congreso demócrata recoge el guante con entusiasmo. En Estados Unidos hay elecciones en noviembre y los demócratas no pueden permitirse el colapso de la recuperación que se empieza a vislumbrar. Así lo muestran el reciente descenso en el indicador adelantado y el último dato de empleo en Estados Unidos. En mayo se crearon 431.000 puestos de trabajo, inferior a lo esperado por la falta de tirón en el sector privado, donde sólo 41.000 fueron creados, cuando se esperaban 150.000.
El tamaño del Gobierno en Estados Unidos avanza con fuerza imparable, y lo hace de forma proporcional a la que mengua el sector privado. En el primer trimestre de 2010, mientras los salarios provenientes del sector privado descendían en el mínimo histórico del 41,7% del total de ingresos de los americanos, las prestaciones provenientes del Estado alcanzaban el 17,9%, un nuevo récord. El pequeño problema es que las prestaciones que paga el Estado dependen de los impuestos pagados por las rentas provenientes del sector privado.
A Obama esto no parece preocuparle: él prometía un cambio y éste ha llegado. Serán generaciones futuras las que tendrán que pagar por ello. Yes we can.