Jimmy Ortiz Saucedo
Lunes, 3 de agosto de 2009
Son increíbles los excesos que estamos viviendo en este desventurado país.El deseo de perpetuarse en el poder lo justifica todo. La manipulación descarada de la Democracia, los indígenas, los pobres, los medios de comunicación estatales y los militares. La violación de los Derechos Humanos, el terrorismo de estado, el fraude electoral, la judicialización de la política, el potenciamiento de los cocaleros y su “cadena conexa”.
El presidente en todos sus discursos siembra odio y resentimiento. Enfrenta a las regiones. Morales está dividiendo el país. Nunca lo vi dar un solo discurso concertador. Ni siquiera para navidad. Para el solo es bueno Hugo Chávez y sus colgandijos. Los demás son ciudadanos de tercera. Son el enemigo a destruir. Mira el mundo solo por la ideología, no reconoce ninguna otra dimensión humana.
Mismo que es un mestizo que se identifica indígena, no practica “la complementariedad de opuestos”, propio de las culturas andinas. Por el contrario se comporta como un verdadero tirano, que solo sabe imponerse apelando a sus fiscales y jueces, a la policía o al ejército o por último a sus “SS” (Sectores Sociales).
Bolivia literalmente es un país sin Dios. El gobierno tiene una fuerte tendencia anticristiana. Y no habla con claridad, porque este país profesa mayoritariamente esta religión. Ya eliminó todo vestigio Cristiano de los actos oficiales. Ha llegado al extremo de prohibir la participación institucional de la policía y del ejército en los tradicionales Te Deums y procesiones, de larga tradición republicana.
Pero lo verdaderamente preocupante son los continuos ataques físicos y verbales contra la Iglesia Católica. El propio Presidente Morales insulta al Cardenal Terrazas. Incluso hay una bomba de dudosa procedencia. Sus “SS” tapian y derrumban iglesias del Padre Obermayer en la ciudad del Alto. Derrumba una iglesia en construcción del Obispo Castellanos en Santa Cruz. Agreden al Obispo Titi Solari después de su Homilía en Cochabamba.
Las Iglesias Evangélicas tampoco están libres de la persecución. Existen dos pastores en el autoexilio, por haber hecho campaña por el no a la Constitución.
Bolivia es literalmente un país sin ley. El Estado de Derecho es una fábula. Hacen más de 3 años que no tenemos Tribunal Constitucional. La Cámara de Diputados ha descabezado La Corte Suprema de Justicia y tiene acosado a varios ministros. El Consejo de la Judicatura también fue desmantelado. La Contraloría des institucionalizada, en manos de un ex parlamentario activista del gobierno, igual que El Defensor del Pueblo. Y para acabarla de amolar, tenemos una Constitución Política ilegal y fraudulenta, que no se respeta.
Bolivia es un territorio sin rumbo y sin estado. Nadie hace gestión económica, la pobreza y el desempleo aumentan. La persecución y los exiliados también. La corrupción pública, la impunidad, el narcotráfico y la delincuencia, son los únicos vientos en popa. Y nada hace suponer que mejorara, excepto nuestra fe en la Divina Providencia.