lunedì, ottobre 22, 2007

POLITICA / Meridiano 66 - CubaNet News - Noticias de Cuba / Cuba News

Por imponer, impuso hasta un hábito indumentario. Su color es el rojo y el negro. Camisas rojas y faldas o pantalones negros marcan una uniformidad forzada. Parece ser este el emblema formal del socialismo del siglo XXI. Si se hace otra lectura, sería el hábito para gente que siembra ideas con metralletas.

Meridiano 66

Juan González Febles

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - Hugo Chávez transmitió su programa Aló presidente desde Santa Clara. Por suerte, sólo ocupó los canales Cubavisión y el Canal Educativo. Fue un domingo de circo en casa, en que Chávez destacó que la estatua de Guevara mira al sur y se encuentra en el Meridiano 66.

Chávez me recuerda, desde su biotipo hasta su proyección pública, a Fulgencio Batista. Mestizo, militar, populista, distanciado de valores intelectuales y por supuesto, equipado con la necesaria impronta de machismo y vulgaridad. Un híbrido no logrado entre Batista y Castro, un hijo putativo de ambos, ADN por medio.

Chávez, en su estelar programa, fungió como un sui generis presentador de variedades. Introdujo el imprescindible video en compañía de Fidel Castro y la audición de una conversación telefónica que sostuvo con él de una hora 22 minutos de duración. A pesar de esto, todo parece indicar, que el gobernante cubano no estuvo en condiciones de presentarse físicamente en Santa Clara.

Santa Clara, además del meridiano 66 chavista, cuenta con una coincidencia geográfica relevante. Dicen que por allí pasa la confluencia del rayo eólico violeta. Algunos altos iniciados en la magia blanca han partido hacia lo desconocido desde El Escambray. Allí abandonaron sus envolturas físicas, y de acuerdo con los médicos, murieron de inanición.

El caso es que numerológicamente, y de acuerdo con la tradición ancestral, el número 666 es el de la bestia. Parece ser que la manía de hacer las cosas a medias o mal hechas retomó sus pasos sobre Guevara. Le faltó un 6 para alcanzar al diablo. Pero sin lugar a dudas, ganó en buena lid su puesto en la corte satánica.

Chávez dedicó su Aló presidente al guerrillero argentino. Cantó como es su costumbre y afirmó que el mundo está lleno de Viet Nam. Se refirió con entusiasmo a la guerra en Irak.

Aprovechó para referirse a la historia más reciente de Venezuela. Citó a la tribuna al veterano guerrillero y hoy embajador, Alí Rodríguez Araque. El embajador se refirió a que escuchó que Ernesto Guevara, eventualmente, hubiera ido a fracasar y a morir a Venezuela. Que el Partido Comunista de ese país desautorizó la aventura y que por esto fue a dar con su fracaso a Bolivia.

Chávez se refirió en forma despectiva al ex presidente Rómulo Betancourt y a todas las corrientes políticas que discrepan de su vocación de caudillo totalitario.

Por imponer, impuso hasta un hábito indumentario. Su color es el rojo y el negro. Camisas rojas y faldas o pantalones negros marcan una uniformidad forzada. Parece ser este el emblema formal del socialismo del siglo XXI. Si se hace otra lectura, sería el hábito para gente que siembra ideas con metralletas.

En Villa Clara, Chávez fraternizó con los familiares de Ernesto Guevara. La señora Aleida March y sus hijos, Aleida, Celia, Ernesto y Camilo, se comprometieron a dar continuidad a su obra siempre inconclusa. También agradecieron las atenciones y la amistad deferente que les depara Chávez.

En otro orden de cosas, muchos temen que las más recientes apariciones públicas de Fidel Castro vaticinen que contra toda expectativa, será postulado otra vez como presidente de todos los supremos Consejos de Cuba. Quizás se haga, pero como ya es sabido, Castro apenas logra realizar algo sin ayuda.

Se trata solamente de satisfacer su anhelo de morir uniformado y como presidente.

Esperemos que el sentido común se imponga y Fidel Castro se quede a escribir memorias y cuidar sus nietos. Ojalá que la imagen congelada de la Isla cobre vida y avance hacia los cambios. Pero esto también entra en el terreno de lo especulativo.

La ciudad de Marta Abreu y del rayo eólico violeta, olvidará a Guevara. La afluencia de místicos de diversos rincones del globo, en peregrinación silenciosa hacia el Escambray superará en su número a los vocingleros payasos de las chaquetas rojas del sur.

jgonzafeb@yahoo.com


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