La diplomacia popular no necesita de memorándums o declaraciones de intención, se hace directamente entre los pueblos sin pasar por las cancillerías y los palacios de gobierno. Es esa que va acompañada de un abrazo, un apretón de manos o una larga charla en la sala de una casa. Sin aspirar a los flashazos o a los grandes titulares, las personas comunes han sacado al mundo de varios entuertos, han evitado quizás un sinnúmero de guerras y hasta puede que sean los responsables de ciertas alianzas y de algunos –escasos- momentos de paz.
De vez en cuando un individuo sin carteras ministeriales, ni privilegios oficiales, interpela al poder, le lanza una pregunta que queda sin respuesta. Los cubanos nos hemos conformado con que desde “allá arriba” nadie intente explicarnos o consultarnos el derrotero que tomará esta Isla, tan parecida a un barco que hace aguas a punto del naufragio. Cansada de que no nos reconozcan en nuestra pequeñez, me decidí a lanzar siete interrogantes a quienes considero que están –ahora mismo y con su actuación- marcando el destino de mi país.
El conflicto entre el gobierno de Cuba y el de Estados Unidos, no sólo impide a los pueblos de ambas orillas establecer relaciones fluidas, sino que determina los pasos –o la ausencia de ellos- que se deben dar en la necesaria transformación de nuestra sociedad. La propaganda política nos habla de que vivimos en una plaza sitiada, de un David frente a Goliat y del “voraz enemigo” que está a punto de lanzarse sobre nosotros. Quiero saber –desde mi diminuta posición de ciudadana- cómo va a evolucionar este diferendo, cuándo va a dejar de ser el tema protagónico en todos los aspectos de nuestra vida.
Después de meses de intentos he logrado hacerle llegar un cuestionario al presidente norteamericano Barack Obama, con algunos de esos temas que no me dejan dormir. Ya tengo sus respuestas –que publicaré mañana- y quiero hacer ahora extensivas mis interrogantes al presidente cubano Raúl Castro. Son incógnitas que nacen de mi experiencia personal y reconozco que cada uno de mis compatriotas podría redactarlas de una manera diferente y propia. Las dudas que ellas encierran son tan angustiosas que no me permiten proyectar cómo será la nación donde crecerán mis hijos.
· Les dejo a continuación ambos cuestionarios:
Preguntas a Raúl Castro, presidente de Cuba:
1. ¿Qué influencias negativas podría tener sobre la estructura ideológica de la revolución cubana, un eventual mejoramiento de las relaciones con los Estados Unidos?
2. Usted ha manifestado en varias ocasiones su voluntad de dialogar con el gobierno norteamericano. ¿Está usted solo en ese propósito? ¿Ha tenido que discutir con el resto de los miembros del Buró político para convencerlos de que es necesario dialogar? ¿Coincide su hermano Fidel Castro en ponerle fin al conflicto entre ambos gobiernos?
3. Sentado usted en una mesa frente a Obama ¿Cuáles serían las tres principales conquistas que desearía obtener en esa conversación? ¿Cuáles cree usted que serían las tres conquistas que podría obtener la parte norteamericana?
4. ¿Puede enumerar las ventajas concretas que tendría el pueblo cubano en el presente y en el futuro, si se terminara este dilatado diferendo entre ambos gobiernos?
5. Si la parte norteamericana quisiera incluir en una ronda de negociaciones a la comunidad cubana en el exilio, a los miembros de los partidos de oposición dentro de la Isla y a representantes de la sociedad civil. ¿Aceptaría usted esa propuesta?
6. ¿Considera usted que existe una posibilidad real de que el actual gobierno de los Estados Unidos opte por el uso de la fuerza militar contra Cuba?
7. ¿Invitaría usted a Obama a visitar Cuba, como muestra de buena voluntad?
Preguntas a Barack Obama, presidente de Estados Unidos:
1. Durante mucho tiempo el tema de Cuba ha estado presente tanto en la política exterior de los Estados Unidos, como entre las preocupaciones domésticas, especialmente por la existencia de una gran comunidad cubano-americana. Desde su punto de vista ¿En cuál de los dos terrenos debe ubicarse este asunto?
2. . En el caso de que existiera, por parte de su gobierno, una voluntad de dar por terminado el diferendo, ¿Pasaría eso por reconocer la legitimidad del actual gobierno de Raúl Castro, como único interlocutor válido en unas eventuales conversaciones?
3. ¿Ha renunciado el gobierno de Estados Unidos al uso de la fuerza militar, como forma de dar por terminado el diferendo?
4. Raúl Castro ha dicho públicamente estar dispuesto a dialogar sobre todos los temas, con el único requisito del respeto mutuo y la igualdad de condiciones. ¿Le parecen a usted desmedidas estas exigencias? ¿Cuáles serían las condiciones previas que impondría su gobierno para iniciar un diálogo?
5. ¿Qué participación podrían tener los cubanos del exilio, los grupos de oposición interna y la emergente sociedad civil cubana en ese hipotético diálogo?
6. Usted es un hombre que apuesta por el desarrollo de nuevas tecnologías de comunicación e información. Sin embargo lo cubanos seguimos con muchas limitaciones para acceder a Internet. ¿Cuánta responsabilidad tiene en eso el bloqueo norteamericano hacia Cuba y cuánta el gobierno cubano?
7. ¿Estaría dispuesto a visitar nuestro país?