martedì, gennaio 19, 2010

La antesala del entierro político de Fidel Castro - Lázaro González

La antesala del entierro político de Fidel Castro
Lázaro González/ Cubanálisis-El Think-Tank


“Orden a partir del caos”
Frank Lloyd Wright
En una aburrida, gris, pero demoledora declaración de principios administrativos más que discurso, de solo 3,816 palabras, Raúl Castro impone definitivamente su estilo de gestión en el país. No hay dudas en ello, aunque mañana su postrado hermano desde su lecho de enfermo vuelva a desautorizarlo en una de sus maniqueas “reflexiones”.
Una vez más las personas que esperaban pronunciamientos categóricos en torno a las reformas [en plural] estructurales que debe acometer el país quedaron defraudados, pero ciertamente la responsabilidad no debe recaer en el lado del régimen que modula los tiempos históricos de acuerdo con el “síndrome de la rana hervida”, sino de los que confundiendo deseos por realidades, no aprecian las esencias de la transmutación del castrismo en neocastrismo.
Y de lo que los medios y analistas no se han dado cuenta, tampoco, es que Raúl Castro acaba de sepultar, definitivamente y en público, el caótico estilo de gestión administrativa de su hermano mayor.
A dos décadas de la caída del Muro de Berlín Cuba es un museo viviente del anacronismo racional y humano, mientras el mundo de una u otra manera avanza en los nuevos paradigmas del siglo XXI.
Para un sistema de control social como el castrismo la racionalidad pasa inevitablemente por la conservación del poder, que solo considera en su variante absoluta.
En momentos de crisis agónica y crónica que se agudiza con el inevitable proceso de transición del castrismo al neocastrismo, las alertas son permanentes en Punto Uno, ante cada uno de los obligatorios pasos que inexorablemente tienen que acometer para sobrevivir.
Nadie lo ha expresado mejor que el propio Raúl Castro:
“Tengo conciencia de las expectativas y honestas preocupaciones, expresadas por los diputados y los ciudadanos en cuanto a la velocidad y profundidad de los cambios que tenemos que introducir en el funcionamiento de la economía, en aras del fortalecimiento de nuestra sociedad socialista.
En este sentido me limito, por ahora, a expresar que en la actualización del modelo económico cubano, cuestión en la que se avanza con un enfoque integral, no puede haber espacio a los riesgos de la improvisación y el apresuramiento. Es preciso caminar hacia el futuro, con paso firme y seguro, porque sencillamente no tenemos derecho a equivocarnos”.
Lamentablemente, muchos de los que debieran entenderlo, tampoco tienen conciencia crítica de la real situación.


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