lunedì, gennaio 18, 2010

Balsero de Maiquetía


Balsero de Maiquetía

Funcionarios de Inmigración y policías del aeropuerto se dan a la tarea de detener a médicos cubanos aunque tengan papeles en regla y visa para entrar a EEUU. Algunos hasta lo hacen por convicción. Por Oscar Medina

Pese a tener una visa especial de Estados Unidos para médicos de la isla, Alvin Mena no pudo salir por el aeropuerto Simón Bolívar y tuvo que escapar a Bogotá (FOTO CORTESÍA DE TERRA.COM.VE)
Si todo salió bien, en estos momentos Alvin Mena debe estar empezando a conocer otra sensación de la libertad mientras se ajusta a las dimensiones de Miami. Aunque siempre cargará con el mal recuerdo de ese "comisario" venezolano que prometió ir a despedirlo el día cuando lo regresaran a La Habana al oscuro destino reservado para los traidores: una pesadilla. 

Si todo salió bien, hoy Alvin Mena despachará esa imagen de un manotazo: hay otro futuro esperando y lo tiene al frente. 

-La mañana del pasado 31 de diciembre debió abordar el vuelo 902 de American Airlines que despegaba desde Maiquetía. Pero no lo logró. Había tomado la previsión de pagarle 300 euros a un funcionario para evitar inconvenientes. Ya otros habían sido detenidos justo al borde de alcanzar el avión, tan cerca de la liberación. Pero no podía haber calculado que el entusiasmo "revolucionario" de un joven empleado de Inmigración arruinaría sus planes. 

"Usted es cubano", le dijo. "Sí y tengo aquí mi visa", respondió. "Pero usted es un traidor, usted no puede salir de Venezuela". 

A los gritos, el joven avisó a otros compañeros en Inmigración sobre la presencia del "traidor": "Los americanos que estaban en la fila se asustaron. Me veían con la laptop en la mano y pensaron que yo llevaba un dispositivo peligroso o algo. Todo el mundo se apartó de mí", cuenta Mena: "Entonces vino el jefe de ellos y me mandó al final de la fila, a que esperara a que las demás personas pasaran. Me dijo que hablara con él más tarde y vi que venía el contacto al que yo le había pagado. Pero desgraciadamente apareció un comisario. Me dijeron que era el comisario de Maiquetía, quien tiene hasta una oficina propia. El comisario agarró mi pasaporte y mi boleto y me dijo que yo no iba a viajar. Yo estaba en shock, ya me veía en Cuba otra vez". 

Desde su celular, Mena envió el mismo mensaje de texto a quienes aguardaban noticias en Miami y en Caracas: "Hasta aquí llegué". 

Palabra tomada Alvin Mena Cantero, nacido en Camagüey, llevaba 3 años viviendo en La Habana. Hacía su residencia como médico general integral y nefrólogo en el Hospital Universitario Calixto García cuando -por su rendimiento y notas- fue seleccionado para formar parte de un nuevo contingente de médicos de la Misión Barrio Adentro. 

"Para eso tienes que participar también en actividades políticas, ir a mítines, a marchas y actos de apoyo a la revolución, demostrar que estás con las ideas castristas, porque si no, no sales". 

El 17 de noviembre de 2009 llegó a Venezuela por lo que asume como "una terminal secreta al lado del aeropuerto de Maiquetía" y que debe ser la llamada "rampa 4". La primera noche en el país el nuevo contingente de cooperantes terminó alojado en "una especie de establecimiento de dos pisos cerca de ahí. Eran 80 literas, como 160 hombres. Había un solo baño disponible. Imagínate lo que era eso. Y de ahí los encargados de la Misión te dicen para dónde te toca ir". 

El destino de Mena era tomar carretera rumbo a Yaracuy, a donde fue llevado por uno de los choferes venezolanos que cooperan con la Misión. "Antes de salir te toman fotos y te meten miedo. Pero te dicen que si piensas desertar lo hagas rápido, a tu riesgo, pero rápido y que no debes hacerlo si ya llevas tiempo en la Misión porque entonces sabrás cosas, por eso persiguen tanto a los coordinadores que se escapan. Eso nos dijeron el jefe de la Misión y el 'jurídico', que es la persona encargada de sancionarte si haces algo mal. Te dicen que ellos no se meten con quien deserta, pero que debes estar claro de que no podrás volver a Cuba, que no verás más a tu familia". 

Mena, como tantos otros, ya venía con una idea: "El día que salga de Cuba no viro más". 

Hasta la vista Luego de tres días en un CDI de Yaritagua, quedó a cargo del módulo de la comunidad rural Yumarito-Las Vegas: "Vivía ahí mismo, en la parte de arriba del módulo. Solo, con calor, con mosquitos, sin agua, sin gas para cocinar y con apagones todos los días". 

Agobiante, dice, era el régimen de trabajo: ocho horas de consulta, clases a la comunidad sobre temas de salud y sobre "lo buena que es la política de Chávez", ir a las casas a repartir medicinas, hacer pesquisaje para la Misión Milagro y atender a los heridos y enfermos que tocan a las puertas en la noche. 

"Tienes que dejar registro de atención de 50 a 80 casos diarios. Es obligatorio para que ellos puedan presentar su estadística. Si no lo logras quedas como mal cumplidor. Así que hay que inventarlos. Aunque nada más atiendas a 5 tienes que poner que fueron 20". 

Sus quejas sobre el mal estado de los servicios del módulo pusieron a Mena en situación delicada: o lo sancionaban con recortes en su salario o lo mandaban de regreso a La Habana. 

"Decidí desertar". La mañana del 4 de diciembre llegó a Barquisimeto y al día siguiente ya estaba en Caracas. Los jefes de Barrio Adentro no manejaban información completa cuando eligieron a Mena: sus familiares en Caracas no entraron en los cálculos cubanos.

"Al llegar a La Bandera sentí alivio. Pero todavía tenía miedo. El coordinador me dejaba mensajes en el celular, insistía en que regresara, que me iban a perdonar". 

El 7 de diciembre acudió a la Embajada de Estados Unidos a presentar los recaudos para la solicitud de la visa PAROLE que desde 2006 concede ese país a los cubanos que forman parte de contingentes médicos enviados en misión a terceros países. "Había cinco médicos más que estaban recogiendo su visa. La verdad es que me trataron muy bien. No te piden una cita, te presentas y ya, pero debes tener tu certificación de nacimiento, tu carnet de médico, cosas que prueben que eres cubano y que estás en misión". 

Al salir de las entrevistas se encerró a esperar. El 13 de diciembre recibió la noticia: aprobado. 

Pasaje en mano, fue entonces a buscar su visa. Y a recibir algunos consejos: "Ellos saben que a otros médicos les han roto la visa en Maiquetía, y te recomiendan que conserves el pasaporte contigo y los sobres que debes entregar en EEUU". 

El plan de Mena era llegar a Miami, culminar los trámites de su legalización y recibir el apoyo de una fundación que se encargará de proveerle recursos y alojamiento durante algún tiempo. Su meta final era Pensilvania, un lugar tranquilo donde podría revalidar su título en Medicina. 

No iba a ser tan sencillo. El "comisario de Maiquetía" le indicó que con su pasaporte rojo, de cooperante, no podía viajar: "Eso es para trabajar aquí", le dijo. Y cuando Mena le mostró su segundo pasaporte, el azul, de turista, se lo arrebató de las manos: "Ahora sí es verdad que no sales". Durante unas seis horas, cuenta, el comisario pasó de tratar de convencerlo de volver a la Misión, a insultarlo y a exigirle nombres de otros desertores: "Llamó a la embajada cubana, a Barrio Adentro y luego trajo unos guardias. Decía que me iban a deportar a Cuba". 

Los familiares de Mena presionaron y anunciaron que se presentarían con abogados para sacarlo de allí. Y pudo salir, pero indocumentado. "Me tomó unas fotos con su Blackberry y dijo que las haría circular. También me dijo que él tendría el placer de despedirme cuando me sacaran para Cuba". Según Mena, el agente no le exigió dinero. Esa no era su motivación. 

En American Airlines le tenían su equipaje y en solidaridad le dejaron "abierto" su boleto. Así que Mena tomó la única alternativa a mano: cruzar la frontera ayudado por parientes y amigos, hasta llegar a tocar la puerta de la embajada estadounidense en Bogotá: "Ya sabían de mi caso y habían transferido mi visa. Me indicaron que no me preocupara por el pasaporte". Viernes 15 de enero, el doctor Mena subió al avión. A Cuba no vuelve más. A Venezuela tampoco. 

OMMEDINA@ELUNIVERSAL.COM