La parte visible de su misón es la de organizar la represión violenta para parar en la medida de lo posible la caída del bolivarismo, que de paso se hundiría con Nicaragua, Cuba, Ecuador y Bolivia, que logran mantenerse gracias al petróleo venezolano.
La segunda misión hasta ahora no comentada, es la de mantener en el poder cueste lo que cueste a Hugo Chávez y que no haga como en el primer golpe de estado, cuando abandonó el poder durante dos días y se puso a llorar.
Fidel los prefiere mártires a exilados políticos. El caso de Salvador Allende es elocuente de esta política intransigente del líder cubano. A Allende lo mandó a matar para que no se exilara. No obstante que los chilenos de izquierda como de derecha no han querido admitir la realidad, algún día la verdad será restablecida. En esa oportunidad utilizaron a oficiales del Ministerio del Interior cubano, para arreglar el caso Chávez si es necesario, le mandan al más siniestro de la cúpula cubana, el hombre que es doctor Honoris Causa en represión y conspiraciones « tout azimut ».
Ramiro debe tener bajo presión a Chávez y no debe perderlo de vista. Que en un momento de tensión no afloje y espante la mula y se ponga a llorar como la primera vez. El destino de Cuba y lo que le queda de vida al régimen cubano pasa por Caracas y las estructuras gubernamentales cubanas prefiern mandarle un gobernador cubano como si se tratara de una provincia del imperio, no americano como suelen decir ahora, romano como en la Roma Antigua.
Que Ramiro va a ejercer una represión brutal contra el pueblo venezolano es una realidad, menos visible la presión que le está metiendo al loco de Chávez y a la hora de los mameyes aunque no tenga vocación de mártir o bien dicen que se mató el solito como Chacumbele, o bien que el imperialismo lo mató.
La segunda misión de Ramiro es liquidar a Chávez en caso de pérdida total del poder a causa de un golpe de estado.
El las ültimas semanas han llegado a Venezuela varios vuelos especiales (charters), con tropas cubanas. En su mayoría del Ministerio del Interior, de las RAM (reservas del alto mando) y de tropas especiales. La cifra se situa entre 800 y mil efectivos. Indiscutiblemente quieren afianzar en el poder a Chávez cueste lo que cueste, el problema reside en que no tienen otro líder de sustitución.
Estos refuerzos vienen a sumarse a los miles de oficales del Ministerio del Interior y del MINFAR que ya están en tierras venezolanas y que tienen el control del país desde los puntos claves, pero ni así logran salvar la dictadura chavista.Venezuela se tambalea y Cuba también,s e puede decir que ambos regímenes desaparecerán casi al unísono.
Estos refuerzos vienen a sumarse a los miles de oficales del Ministerio del Interior y del MINFAR que ya están en tierras venezolanas y que tienen el control del país desde los puntos claves, pero ni así logran salvar la dictadura chavista.Venezuela se tambalea y Cuba también,s e puede decir que ambos regímenes desaparecerán casi al unísono.
La dsición de eliminar a Chávez en caso de descalabro total no es nada nuevo, ni será el primer magnicidio planeado y ejecutado dede Cuba.
Fidel ordenó el asesinato de Salvador Allende, asesinó al ex presidente cubano Osvaldo Dortiós, mandó a la muerte al general Caamaño a la Repüblica Dominicana y estuvo largamente implcado en la conspiración del KGB para la eliminación de Agostihno Neto el ex presidente de Angola.
Estos cuatro magnicidios son más o menos conocidos en detalles, algunos aceptados, otros todavía bajo la neblina de la propaganda Castro comunista. Pasará como a la muerte de Stalin, todos los secretos y los asesinatos ordenados por el dictador comunista saldrán a la luz y que después no vengan a decir que no lo sabían. En las esferas del poder en Cuba se conoce de las arbitrariedades y los crímenes de los hermanos Castro.
A Chávez le queda poco, pero el mayor peligro que corre el aprendiz de dictador proviene del controlador que le acaba de enviar La Habana y que no dudará un instante en arrancarle la cabeza para que termine como un hombre y no llorando porque perdió el poder…