martedì, settembre 23, 2008

La curiosa satisfacción de Cristina Kirchner - A,Oppenheimer en lanacion.com

Andrés Oppenheimer
Claves americanas
La curiosa satisfacción de Cristina Kirchner
Por Andrés Oppenheimer
Noticias de Exterior:
Martes 23 de setiembre de 2008
Publicado en edición impresa

Cuando llegué a la Argentina la semana pasada en medio de la crisis financiera de Estados Unidos, pensé que encontraría al gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner profundamente preocupado por el posible impacto en el país del caos reinante en los mercados mundiales. ¡Me equivoqué de cabo a rabo!

Al igual que el presidente venezolano, Hugo Chávez, Cristina Kirchner y sus seguidores -que, por cierto, son más difíciles de encontrar ahora que la última vez que estuve aquí, en enero- reaccionaron con una satisfacción poco disimulada ante lo que consideran el colapso de Estados Unidos y una reivindicación de su decisión de rechazar las políticas de libre mercado recomendadas por Washington.

"Estamos viendo cómo ese Primer Mundo que nos habían pintado como una meca a la que debíamos llegar se derrumba como una burbuja -dijo la Presidenta-. Nosotros, con nuestro proyecto de construir con nuestros propios esfuerzos, aquí estamos en medio de la marejada, firmes, reconstruidos y dispuestos a enfrentar el presente y el futuro."

Más tarde, esa misma semana, Cristina Kirchner sugirió que, contrariamente a lo que alegan quienes afirman que la Argentina debe insertarse en la economía global, el estatus del país como paria de los mercados internacionales era en realidad algo positivo, que lo protegerá de los shocks financieros externos. La Argentina entró en default de su deuda externa en 2001 y depende de Chávez para obtener préstamos a una tasa de interés más alta que la usual.

La Presidenta citó informes de la prensa estadounidense sobre la intervención estatal de las instituciones financieras como prueba de que la Argentina había estado en lo correcto con sus recientes nacionalizaciones. Y, en un exabrupto de orgullo nacionalista o de megalomanía pueblerina, sostuvo que Walt Disney había copiado Disneylandia de La Ciudad de los Niños, un parque de diversiones de La Plata, insinuando que la Argentina ha estado muchas veces a la vanguardia de Estados Unidos y del resto del mundo. En la misma tónica, el diario oficialista Página 12 tituló: "La decadencia del imperio americano".

Aunque muchos argentinos creen genuinamente que Estados Unidos ha colapsado como potencia mundial, algunos de los principales columnistas argentinos criticaron de inmediato los comentarios de la Presidenta.

Joaquín Morales Sola, de LA NACION, escribió que la afirmación hecha por Fernández respecto del desmoronamiento del Primer Mundo y la supuesta fortaleza de la Argentina era prematura y errónea. "A la Argentina le resultará más difícil acceder a préstamos a medida que los inversores se marchen en busca de mercados más seguros y el precio de la soja probablemente caiga en medio de una recesión económica mundial", señaló.

Eduardo van der Kooy, de Clarín, calificó de frívolas las declaraciones de la Presidenta. Otros analistas me dijeron que la retórica de Kirchner puede ser un intento de tapar los problemas que enfrenta su gobierno. La economía se desacelera. Un juicio en Miami produce revelaciones diarias sobre el envío del gobierno de Chávez de por lo menos 800.000 dólares a la Argentina que, según algunos testigos, estaban destinados a la campaña presidencial de Cristina Kirchner. Y los diarios informan que la mandataria y su esposo han registrado recientemente una nueva empresa a su ya cuantiosa fortuna familiar. No resulta sorprendente que la popularidad de la Presidenta se haya desmoronado.

Mi opinión: no creo que Estados Unidos se esté "derrumbando como una burbuja", para usar la confusa metáfora de la Presidenta. En algún momento ocurrirá eso, como ha ocurrido con todas las superpotencias de la historia, pero no creo que sea ahora. En primer lugar, el sistema bancario estadounidense está más regulado que otros, y muchos bancos europeos y asiáticos simplemente postergan el sinceramiento que han hecho los bancos de Wall Street.

Segundo, tal como me dijo Bill Gates en una entrevista reciente, las universidades norteamericanas todavía producen las innovaciones más redituables del mundo y lo seguirán haciendo al menos durante dos décadas. Así como las universidades estadounidenses importaron las mejores mentes europeas en la Segunda Guerra Mundial, ahora están atrayendo los mayores talentos de China y de la India. En tercer lugar, y más importante, es probable que Estados Unidos siga siendo un refugio seguro para los inversores de todo el mundo.

En medio del tsunami de Wall Street, los argentinos no salieron corriendo a comprar bolívares venezolanos ni yuanes chinos, ni siquiera euros. Corrieron a comprar dólares. Eso resulta muy revelador.