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jueves 22 de enero de 2009
A cambiar la biografía de Cristina
Por: Martha Beatriz Roque Cabello
LiberPress- www.marthabeatrizinfo.blogspot.com - Finalmente, se llevó a cabo la visita a Cuba de la presidenta de Argentina, Dra. Cristina Fernández de Kirchner. Desde que descendió del avión, en horas tempranas de la mañana del día 18 de enero, ya mostró cómo iba a ser su estancia en el país. A la prensa extranjera acreditada y otros órganos que vinieron a cubrir las conversaciones, los saludó con un mohín, desde bien lejos de donde estaba. No hubo alguna declaración a su llegada, lo que no les permitió a los periodistas preguntarle por los dos grandes enigmas que estuvieron latentes durante todo el tiempo que permaneció en la Isla: La oposición interna y la Dra. Hilda Molina Morejón. Desde que el Ministro de Relaciones Exteriores de España visitara Cuba y se negara a reunirse con los que disienten del gobierno, comenzó el desfile de personalidades haciendo lo mismo: la Iglesia Católica, la Comisión Europea, etc., etc. Moratinos sirvió de referencia, pero de muy mal ejemplo. Y es que de esta forma, complacen a la dictadura y le permiten minimizar la oposición, o lo que es lo mismo multiplicarla por cero; aquí se conoce, en buen cubano como: “ningunear”. Aunque la Señora Presidenta tuvo oficialmente ocupado casi la totalidad de su tiempo, los interines seguramente los utilizó para los cambios de ropa y el cuidadoso maquillaje que ostentaba. Lo que descartaba la posibilidad que algunos acariciaron hasta el último momento, de que al final de la visita se resolvieran ambas intríngulis. Su biografía, expuesta en la prensa, hablaba de su vocación por los derechos humanos, pero después de esta visita habrá que modificarla, ya que aquí hizo todo lo posible por agradar a los violadores y dejó sin atender a los que reciben el hostigamiento, las prisiones y las golpizas, incluyendo al pueblo cubano, ¡tan falto de libertades y de que se le respeten sus derechos! En su afán de ser cortés con el régimen totalitario, en el Seminario de Oportunidades de Negocios, la dignataria reconoció el esfuerzo de la sociedad cubana para alcanzar los avances tecnológicos en circunstancias totalmente adversas, en clara referencia al “bloqueo” de los Estados Unidos de América. Como es natural, ella sólo vio las vidrieras que le muestra el oficialismo. Se le explicó seguramente sobre los maravillosos centros tecnológicos, construidos a lo “Alejandro Magno”, pero no pudo ver la indigencia en que vive la sociedad cubana, con la cual -el actual gobierno, catalogado de populista por la izquierda en Centro y Sur América- no ha sido coherente, pues debió sacrificar un poco la prosopopeya que ha acostumbrado a utilizar para decir que es o que va a ser, el mejor país en esto y en lo otro, y ocuparse más del pueblo. A los medios de prensa cubanos, al menos les dejó una crónica en la Escuela Latinoamericana de Medicina, a través de un pequeño papel que le enviara una alumna argentina, de lo cual se hizo todo un acontecimiento. La Señora Presidenta trató –también- de agradar al público vistiendo una bata blanca de médico y refiriéndose a un estetoscopio como algo que le permitiría medir el corazón de algunos argentinos. Sería recomendable que comenzara por tantearse el suyo, que no mostró ninguna compasión por dos niños de su país que quieren reunificarse con su abuela paterna y que el dictador de turno -por continuar con uno de los caprichos de su hermano- no le permite hacerlo. ¡Qué decepción para su pueblo, que no pueda defender los derechos humanos de estos infantes! Por su parte los disidentes, coinciden todos siempre en el mismo tema: la libertad de los presos políticos. Una conversación con ellos, hubiera versado sobre este tópico. Seguramente el régimen le dijo que no había esta categoría de prisioneros en Cuba. Pero son estos mismos, los que Raúl Castro ofreció cambiar por los cinco espías presos en las cárceles norteamericanas, como una señal de “gesto”, entre ambos gobiernos. También estaría en la conversación con los defensores pacíficos de los derechos humanos, la situación del “embargo”, pero no de ése al que ella se refirió como…”del que no se conoce historia en el mundo”, si no del otro, del que más daño le hace al pueblo cubano, del embargo de todas sus libertades. La despedida de la mandataria al parecer fue tan insulsa como la llegada. No se hizo ningún reporte de conferencia de prensa, lo que parece indicar que la evitó en todo momento y fue premiada con una visita al “enfermo”, el actual “Compañero Fidel”, de la cual el pueblo cubano no tuvo información en su Noticiero de Televisión Estelar de las ocho de la noche; porque al parecer la noticia no había pasado el filtro oficial. Quizás no estuvieran preparadas las fotos que debían enseñarse, o que nunca se mostrarán. Pero a ella le quedó bien grabado el color del traje deportivo con el que estaba vestido Fidel Castro. Sin lugar a dudas era azul. Ciudad de La Habana, 22 de enero de 2009.
Ilustración: Cristina en La Habana al pie del Monumento a José Martí
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miércoles 21 de enero de 2009
Pocas veces como ayer
José Claudio Escribano
LiberPress- Diario La Nación- Miércoles 21 de enero de 2009- Pocas veces como ayer la Argentina oficial ha estado, si es que de verdad ha estado en alguna parte, tan lejos de la civilización política y del mundo al que en otros tiempos aspiró.
Si las imágenes transmitidas por la televisión desde Washington han estimulado a los argentinos a penetrar en las profundidades de aquel fenomeno, habrá un saldo a favor con vistas al futuro. Y se dirá, como se ha dicho siempre sin mucha creatividad, que no hay partos sin dolores.
Pocas veces como ayer la Argentina oficial ha estado de manera tan patente en el destino menos indicado. Pocas veces esa Argentina ha quedado más al desnudo como consecuencia de la labor implacable, pero no necesariamente premeditada, de los medios modernos de comunicación. Medios que lo muestran todo y producen efectos colosales. Como los de poner en mayor evidencia a multitudes en todo el territorio de la República -en hogares y en lugares públicos- que se ensimismaban mirando hacia el futuro, mirando con admiración la figura espigada del primer afronorteamericano en llegar a la Casa Blanca.
¿Cuántos ciudadanos se habrán concentrado, por el contrario, en el embalsamado pasado de Cuba, con sus miserias de cárcel, silenciamiento y partido único? Si el magnífico espectáculo de la asunción de un nuevo presidente norteamericano y su discurso permitieron a los argentinos evaluar mejor el error histórico de una visita hecha a Cuba en el instante más inoportuno, de algo habrá servido el traspié. Hará más difícil que se lo vuelva a cometer en el futuro.
Pocas veces como ayer ha sido más palmaria la comprobación del canibalismo político que ha cundido desde hace tiempo en la política argentina. ¿Quién frente a un televisor no esperaba aquí que los silbidos tronaran cuando Barack Obama, ya presidente en ejercicio de los Estados Unidos, se dirigió a su antecesor, George W. Bush, a fin de acompañarlo con su mujer en una despedida de sonrisas, buenos deseos y abrazos?
Pocas oportunidades han sido más propicias para preguntarse cuántas manos se estirarán hacia las de la actual presidenta argentina, para estrecharlas - o para abrazarla - el 10 de diciembre de 2011. ¿O es que acaso no tenga interés republicano saberlo, imaginarlo al menos, con anticipación?
Pocas oportunidades como la de ayer han marcado tan a fuego la destemplanza de las palabras con las cuales el presidente electo, Néstor Kirchner, se extendió en mayo de 2003 en sentimientos hostiles hacia lo que había representado la política del ex presidente Menem, horas después de que éste declinara enfrentarlo en una segunda vuelta electoral. O marcado la equivalente gravedad de otras palabras hirientes con otros ex presidentes constitucionales. O los mensajes de injuria, que cruzan ahora por doquier la política nacional, como parte de una metodología extendida que por momentos parece degradarlo todo ("No odies a tu enemigo, porque si lo haces, eres de algún modo su esclavo. Tu odio nunca será mejor que tu paz", Fragmentos de un evangelio apócrifo, Jorge Luis Borges.)
Pocas veces como ayer un discurso de asunción presidencial fue más mesurado y habilitado para descalificar, por la simple vía del cotejo, las desmesuras de la vida pública argentina. Mientras aquí un presidente electo se solazaba en 2003 con la claudicación de aquel a quien él mismo había respaldado en 1989 y vuelto a respaldar en 1995, allá el presidente Obama agradecía ayer la generosidad y cooperación en la transición de un presidente de otro partido y que se retiraba con una de las notas más bajas en popularidad en la historia de los Estados Unidos y de la política mundial contemporánea.
Pocas veces como ayer hubo tantas razones aunadas para que los argentinos comiencen alguna vez a reflexionar sobre si están realmente conformes con su papel de constituir una de las sociedades del orbe más desafectas con lo que representan los Estados Unidos. Hace mucho tiempo que las encuestas de opinión son coincidentes en ese punto.
¿Nada ha de decirnos lo de ayer? ¿Tanto mejores somos? Acontecimientos como el de las últimas horas invitan a preguntarse si no es aquélla, acaso, la misma sensibilidad arrogante y díscola que a veces explota en otra dirección. Así es como algunas docenas de manifestantes asumen por la fuerza de los hechos desde hace más de dos años la representación nacional e interrumpen el tráfico internacional de personas y bienes con el Mercosur.
Pocas veces como ayer resultó más evidente que de nada serviría la derrota del gobierno en las próximas justas electorales si fuera sólo para producir una renovación de elencos, sin reversión de políticas y de estilos. Pocas veces una visita como la de la Presidenta a Cuba ha puesto, por eso, tan bien de relieve el anacronismo de la política oficial argentina. La contrapartida de todo esto es informarnos que lo importante que cabe esperar es un cambio de dirección acorde con un mundo que se transforma aceleradamente.
Pocas veces ha sido más lamentable un hecho de nuestra política exterior que el de esa Argentina cortejando al dinosaurio de la revolución castrista. Nunca más lucido el papel del presidente Lula, por la sola circunstancia de haberse encontrado en el lugar exacto que correspondía ayer en Washington a un gran país latinoamericano.
Lula se permitió, según informaciones periodísticas, hasta la originalidad de invitar a pescar en Brasil al ex presidente norteamericano. Debía estar bastante seguro de lo que hacía y pensaba, por lo menos respecto de las derivaciones sobre su relación con Evo Morales y Hugo Chávez, que se empeñan en someter a Bush a un tribunal penal internacional. Justo ellos, alcanzados de manera implícita por el mensaje de Obama, cuando afirmó que van por el camino malo de la historia los que silencian las disidencias.
Pocas veces un espectáculo televisivo seguido por extraordinarias audiencias abrió la posibilidad de pensar sobre qué significa para una nación la preservación de sus tradiciones, la memoria de quienes la hicieron posible, el respeto por quienes dieron la vida por ella. Y, para que nada faltara, Obama advirtió que la grandeza no es un regalo, sino la conquista a la que precede un historial de sacrificios.
Pocas veces una ceremonia oficial ha suscitado tantas esperanzas. Pocas veces un líder político ha llegado al poder sobre una ola de tantas voluntades dispuestas en el mundo a desearle los mayores éxitos y suerte en la voluntad de procurar la unidad de propósitos por sobre el conflicto y la discordia.
Pocas veces la desmesura, la ausencia de calma interior y la tendencia a desunir han quedado más señaladas como sesgos por neutralizar en la complejidad de la naturaleza humana. Pocas veces la tolerancia ha sido más exaltada como un valor que cuadra a todos cultivar.
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lunes 19 de enero de 2009
De eso no se habla....
por Gaby Sarduy
LiberPress- Buenos Aires, 19 de Enero de 2008 - Ante el anuncio de la visita presidencial a la Isla de Cuba se desató en algunos medios argentinos -sin duda los más serios y los que más honor hacen a la noble tarea periodística- un debate acerca de si la Presidenta de la Nación debía viajar a la ultima dictadura militar que aun sobrevive en América y sobre todo acerca de si debía,en caso de viajar, acceder a recibir a las organizaciones de derechos humanos de la disidencia y los grupos de la oposición pacífica cubana.
Veníamos de una semana de encendida mística revolucionaria. Se había conmemorado el aniversario de la revolución Cubana mucho más que la Navidad (que, dicho sea de paso, en Cuba estuvo prohibida por casi 30 años, desde 1969 hasta la visita de Juan Pablo II en 1998).
Para quienes tenemos alguna relación con las víctimas de la dictadura cubana que ya lleva 50 años en el poder son momentos difíciles e incómodos: debemos levantar la voz en una sociedad enamorada de la "mano dura" que está acostumbrada a venerar "figuras fuertes" y confrontar con una importante cantidad de gente que viviendo en y con todas las ventajas de una sociedad libre se empeña en sostener que aquella Isla es el paraíso en la tierra donde todos los sueños de su juventud de igualdad, derechos humanos y justicia social, se han cumplido, eso sí resignando ese pequeño detalle de la "libertad".
La dictadura ha realizado como siempre una importante inversión en propaganda, invitando a periodistas, artistas, figuras, a pasar una semana en la Isla del "encanto" viviendo por supuesto como invitados de honor del poder. Gracias a estos oficios de la oficina de prensa de los Castro y su pandilla hemos tenido la posibilidad durante los primeros días de este año de escuchar diariamente a periodistas que desde Cuba se declararon totalmente conformes con sus sueños juveniles acerca de la revolución y encontramos permanentemente en discursos y textos el familiar apelativo de "Fidel" y "Raúl" para con los tiranos, nunca se refieren por supuesto al régimen, a los dictadores...eso no... El colmo del delirio fueron las declaraciones de un cómico neolinguista acomodado a defender lo indefendible, justificando la paupérrima realidad del cubano de hoy, víctima del experimento social más fracasado que aún sobrevive en América, echándole la culpa al inexistente "bloqueo norteamericano", desinformando al ciudadano común que desconoce que Cuba puede y de hecho comercia con todos los países del mundo y en materia de medicina y alimentos lo hace hasta con los propios Estados Unidos de Norteamérica.
Con cierta ilusión esperé que algún productor periodístico acercase a los locutores, por ejemplo, las cifras de los prisioneros políticos cubanos reconocidos por los organismos internacionales de DDHH como Amnistía Internacional o Human Rights Watch que hoy son más de 300.
Sin perder la esperanza aguardé que aflorasen a la realidad las escalofriantes cifras que retratan el verdadero rostro de la revolución cubana: 9000 fusilamientos, 100.000 desaparecidos en el mar al huir del paraíso (siguen saliendo balsas diariamente), más de 2.000.000 de exiliados, 200.000 personas que pasaron por el presidio político durante estos 50 años, condenas de hasta 25 y 30 años por leyes basadas en las infames doctrinas de la Seguridad Nacional como la "Ley mordaza" - Decreto 88- que condena a periodistas y activistas de DDHH que no han disparado un tiro, ni puesto una bomba, ni secuestrado, ni herido, ni matado, que solo han escrito o repartido literatura entre sus conciudadanos o han concedido entrevistas radiales, a pasar el resto de sus vidas en cárceles que incumplen todas las convenciones internacionales acerca del tratamiento de los prisioneros.
Nada....nada de eso... excepto en el caso de algunas honrosas excepciones que no quiero nombrar por temor a ser injusta con alguien que pude no haber escuchado. Sí, algunos pocos medios escritos y radiales se atrevieron ante el anuncio del viaje de la Presidenta a entrevistar a algunos miembros de la oposición y permitirles exponer su cruda realidad: que no pueden constituir asociaciones ni Ong's de ningún tipo, que tienen limitado el derecho de reunión, que los arrestan arbitrariamente con figuras delictivas tan aberrantes como las de "peligrosidad predelictiva" sí.... que los arrestan por las dudas!!!! En fin, que tienen actos de repudio frente a las puertas de sus casas organizados por los Comités de Defensa de la Revolución donde les gritan a ellos y sus familiares, aún a los propios niños : "ABAJO LOS DE LOS DERECHOS HUMANOS !!!" sí, leyó bien: "ABAJO LOS DE LOS DERECHOS HUMANOS" ...
Pues para allá se fue la Presidenta y de recibirlos, nada.
Desde que el tema de los DDHH se comenzó a instalar en los medios la cosa se puso incómoda. La Presidenta se enfermó y cuando reapareció, como por arte de magia, ya nadie hablaba más del viaje. Pero la Presidenta viajó y hasta se logró que la pobre Dra. Molina diga que ella ya no quería una entrevista con la Presidenta, porque el tema de los Derechos Humanos le quema en las manos.
La Dra. Fernández de Kirchner sabe bien que la situación de los Derechos Humanos en Cuba incluye pero no se reduce a la situación de la Dra. Hilda Molina (que ojalá ella pueda resolver) . La Presidenta no desconoce, porque es una mujer inteligente y preparada y porque ha hecho del tema de los Derechos Humanos un leit motiv de su discurso y de su imagen, que las violaciones de los Derechos Humanos en Cuba son flagrantes, continuadas y que enlutan a nuestra América latina. La Presidenta no desconoce cuántas gestiones se realizan desde Europa para abogar por la situación de los periodistas y disidentes presos en las cárceles cubanas, no desconoce que la disidencia, los luchadores por los derechos humanos como las Damas de Blanco, el Movimiento Cristiano de Liberación, la Agenda para la Transición, la Corriente Agramontista de Abogados Independientes y tantas otras, logran acceder a la información y a las comunicaciones gracias a que muchos países democráticos que tienen embajadas en Cuba los apoyan, los invitan a sus recepciones, les permiten acceder a Internet desde las embajadas, en suma, al recibirlos los ayudan a preservar sus vidas y ayudan a la Isla de Cuba en este arduo y doloroso alumbramiento de la democracia que está luchando en brazos de estos valientes para hacerse un lugar en ese país hermano.
Yo guardaba en mi corazón una atisbo de esperanza: que la Presidenta, más allá de sus sueños juveniles, más allá de sus simpatías ideológicas priorizase el tema de los Derechos Humanos, lo mantuviese en su agenda como una condición en su visita y que no se dejase imponer ella la condición de no recibir a las fuerzas democráticas de la Isla. Yo esperé de la primera mandataria, que engrandeciese nuestra historia y que en su condición de mujer y de militante de los derechos civiles, ante este gran silencio que reina en América latina sobre el tema Derechos Humanos en Cuba, colocase a la Argentina como líder de un movimiento de solidaridad con la sociedad civil cubana que desde hace 50 años vive bajo las botas de una casta militar que se niega a permitir el establecimiento de una sociedad libre y pluripartidista que, con todos sus defectos y virtudes, es la que Cuba tiene derecho a establecer y que a nosotros también nos costó mucho recuperar.
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