QUÉ DEBE HACER COLOMBIA
La beligerancia de Chávez
Jaime Castro. Columnista de EL TIEMPO.Si logra sus propósitos, compromete la soberanía del Estado colombiano.
Como presidente electo, el inefable coronel dijo que Venezuela sería neutral frente al conflicto colombiano. Agregó que para "lograr la paz y la seguridad en la frontera", si era necesario, negociaría directamente con la guerrilla y ofrecería asilo a los miembros de la fuerza pública y subversivos que se desmovilizaran. Lo repitió una vez posesionado. Como allá y aquí muchos advirtieron que con tales pronunciamientos se podía estar reconociendo a las Farc como fuerza beligerante, guardó silencio, que ahora rompe por razones políticas y estratégicas.
Las Farc pretenden la beligerancia porque creen ser "un estado en formación dentro del Estado", "otro gobierno dentro del Gobierno" y "autoridad en una gran parte del territorio nacional" que puede "mantener a los prisioneros por el tiempo que sea necesario". A pesar de ello, que se sepa, ningún Estado, Jefe de Gobierno o Cancillería, con la excepción de nuestro vecino, ha considerado la posibilidad de darles ese carácter sencillamente porque no reúnen las llamadas condiciones objetivas para lograrlo. No pueden alegar control sobre parte del territorio porque donde sientan sus reales es tierra de nadie en la que, por tratarse de selva inhóspita, el Estado no ha ejercido permanente y efectivo control. Es territorio que la guerrilla no conquistó militarmente. Lo ocupó para llenar un vacío. No ejercen autoridad frente a una población porque el territorio de que hablamos no lo habita nadie. Las Farc no son, por ello, gobierno local de facto, como se exige para tener la condición de beligerante. Tampoco hacen la guerra de acuerdo con las leyes y usos de la guerra que desde 1949 se codificaron en los convenios de Ginebra y sus Protocolos de 1977 (Derecho Internacional Humanitario). Para poder decir lo contrario, Chávez pide que no se les califique como terroristas.
Si tienen real voluntad de paz, ¿para qué solicitan las Farc la beligerancia? Si lo que quieren es negociar las condiciones de su reinserción a la vida civil y el establecimiento del orden político, económico y social que recoja las aspiraciones suyas que se hayan acordado con el Gobierno, no la necesitan porque, para esos efectos, han tenido el estatus político que siempre les ha sido reconocido. La piden porque saben que las colocaría en la antesala del poder.
Chávez la reclama porque el reconocimiento que de ella se haga le permite oficializar la cercanía que tiene con las Farc y brindarles el respaldo que considera necesitan. Podría declararse neutral y dar el mismo trato al gobierno legítimo y al de facto, que sería el de una organización que gracias a la beligerancia se volvería sujeto de derecho internacional. Mantendría relaciones cuasi diplomáticas con ella porque su proyecto político, según él, Venezuela respeta y los esfuerzos que realiza deben contar con su apoyo. Las Farc serían aliado importante en los planes expansionistas de Chávez: la resurrección de la Gran Colombia.
Hay que valorar bien la actitud inamistosa y provocadora del coronel Chávez: si logra sus propósitos, compromete la soberanía del Estado colombiano y su integridad territorial. Es equivocado sostener que la beligerancia, por anacrónica, no se ha utilizado últimamente. En ninguna parte está dicho cada cuánto tiempo debe acudirse a ella. En cualquier momento, quien tenga interés, puede invocarla y pedir que se aplique. Es lo que están haciendo Venezuela y Nicaragua.
Lo que Colombia requiere ante la amenaza planteada es poner en marcha inteligente y activa política exterior. El primer paso lo dio con la gira del presidente Uribe en Europa. Tiene que trabajar incansablemente por el acuerdo humanitario. También tiene que buscarle salida política al conflicto interno que vive. Entre otras razones, porque nadie debe verlo como peligro para la seguridad de la región o del continente.
Jaime Castro
jcastro@cable.net.co
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