mercoledì, marzo 21, 2007

Organizzazione o morte - Cosme Beccar Varela


Asha scrive:
interessantissimo pezzo, nel quale si raccomanda: "organizzazione o morte"
E' qualcosa que tutti dovremmo imparare dai rossi, che nella loro ansia di livellare tutto hanno praticamente inserito nel dna.
Solo che a loro non fa schifo, a noi, individualisti e viziati, si.
Basta guadrare i venezuelani o lo stesso esilio cubano, organizzato, si, ma in 500 gruppi diversi e possibilmente rivali.
Certo, il regima fa la sua parte, a dividerli coscienziosamente, ma non e' una tattica nuova ("divide et impera") e dovremmo aver avuto modo di digerirla....
Macche'
Dunque, ripetiamolo:
Organizzazione o morte"


Buenos Aires
21 de marzo del año 2007 - 778



ÚLTIMA RECOMENDACIÓN: ORGANIZACIÓN O MUERTE



La quinta y última consigna de la Alta Política es: actuar, poco o mucho, tendiendo a hacerlo en forma organizada, para desplazar del gobierno a los injustos, deshonestos e ineptos, y promover a los justos que reúnan las condiciones de idoneidad que se exigen para el desempeño de un cargo público, empezando por el más alto de ellos que es la Presidencia de la Nación (ver nro. 772, del 23/2/2007).

¿Quienes son los "justos"? No uso el término en el sentido bíblico de la palabra, que es sinónimo de "santos". El que se considere un santo, obviamente no lo es porque los santos no son presuntuosos (y tampoco idiotas) y el que tenga fama de santo probablemente sea un "santón", cosa que nada tiene que ver con un verdadero santo.

Considero "justa" a una persona que tenga firmemente arraigado en el alma el principio de dar a cada uno lo suyo y que evite por todos los medios cometer una injusticia o permitir que se cometa una, pudiendo evitarlo.

La persona justa teme dos cosas:

El reproche de su conciencia y la vergüenza de sentirse deshonrado por haber cometido una injusticia. Lo que hubiera logrado mediante alguna injusticia le quema las manos y sabe que no lo hará feliz. Por el contrario, aquella cosa, aquella fama, aquel poder obtenido mediante una injusticia será un testimonio constante contra sí mismo que le hará sufrir y hará todo lo posible para deshacer aquel entuerto.

Y por sobre todas las cosas, la persona justa teme a Dios, que es LA JUSTICIA esencial, que aborrece la injusticia y que habrá de juzgarlo cuando muera, para decidir su destino eterno.

Una persona justa puede equivocarse y cometer una injusticia por irreflexión, por ignorancia, o por cualquier otra causa excusante. Pero bastará que se le muestre irrefutablemente la injusticia de su acción para que cambie e intente repararla. Puede no ser un santo, es decir, es posible que las pasiones desarregladas, el temor, la imprudencia, prevalezcan algunas veces en su conducta. Pero nunca dejará de sentir remordimientos por aquellas malas acciones y siempre es posible reconducirlo al buen camino porque, por definición, el hombre justo tiene tan arraigado el amor a la Justicia que nunca se solidarizará ni siquiera con sus propias injusticias.

El rey David, apasionado por Betsabé, envió a Urías, esposo de ella, a una muerte segura y se quedó con su mujer, Dios mandó al profeta Natán que le planteara el siguiente caso: un hombre rico tenía muchas ovejas y su vecino, una sola a la cual "quería como si fuera hija suya". El hombre rico robó esa ovejita para servirla en un banquete, a pesar de que él tenía muchas otras. "Oído esto, David, altamente indignado contra aquel hombre, dijo a Natán: ¡Vive Dios, que hombre que tal hizo es reo de muerte". A lo cual el profeta Natán le respondió: "¡Ese hombre erees tú!...A Urías, heteo, le hiciste perder la vida y te has tomado su mujer para mujer tuya".... (2 Samuel, 12, 1 a 9). Y David lloró amargamente su pecado del cual hizo penitencia toda su vida.

David no fue justo en aquel caso, pero su amor a la Justicia no había muerto y por eso se indignó contra la injusticia que aparecía en el relato de Natán. Era un hombre justo pero no era un santo, aunque después lo fue por la penitencia que lavó su pecado.

Los hombres justos que debemos promover al gobierno nacional pueden no ser santos, pero sí haber demostrado en toda su vida amor a la Justicia y ser celosos de su honor.

* * *

La definición de "injusto", es relativamente sencilla: son todos los integrantes de la "dirigencia" corrupta e inepta, cuya primer injusticia es la usurpación descarada de los cargos que ostentan sin ninguna de las calidades esenciales para desempeñarlos y la segunda, que jamás se plantean siquiera la necesidad de "dar a cada uno lo suyo" sino que su lema es: "todo lo de los otros es mío si puedo agarrarlo". Son la escoria de la tierra, el cáncer nacional, la raíz de todos los males de la Nación y el impedimento de todos los bienes. Los supuestos opositores "de centro" que la prensa promueve, han pactado con la "dirigencia" y no son una opción válida.

* * *

La tarea urgente e indispensable de todo argentino que se precie es desalojar a esa canalla del poder (por las vías republicanas) y, mientras eso no se logre, organizarse para defendernos de sus atropellos, violencias, robos y fraudes. Eso, mientras no surja el Principe de los Arrabales que será para ellos un hueso duro de roer, un defensor natural de la libertad y una alegría para los justos. Sin embargo, como no sabemos si ese Príncipe existe y si actuará algún día, debemos proceder por las nuestras y a eso apunta este programa de Alta Política que estoy recomendando.

Si todos nosotros hicieramos habitualmente lo que recomendaba en los primeros cuatro puntos de ese programa estaríamos en condiciones de actuar, y deberemos hacerlo para que toda aquella preparación no quede como algo teórico y neutro, sin utilidad para la Patria. Lo que el servicio de la Patria exige es una fuerza política organizada, no necesariamente un partido político que, por otra parte, no sería sino un mero instrumento de esa fuerza, si llegara el momento.

Lo importante es la ORGANIZACIÓN y eso por dos razones:

1) Porque no todos pueden hacer de todo; la división del trabajo es esencial para poder realizar las diversas tareas que exige una actuación pública (reunir información, definir estrategias y tácticas, publicar declaraciones, formar seguidores, relacionarse con otras fuerzas, conseguir financiación, realizar reuniones públicas, administrar, etc.) y

2) porque es necesaria una dirección única, cosa imposible si no existe una organización, y viceversa.

La desorganización es sinónimo de dispersión y la dispersión es igual a inoperancia y debilidad. La Historia está plagada de casos en los que los buenos, siendo más numerosos y mejores, fueron derrotados por los malos, aunque fueran menos, simplemente porque aquellos no tenían un jefe único mientras que éstos NUNCA dejan de tenerlo.

Como dijo Nuestro Señor, "los hijos de la tinieblas son más astutos que los hijos de la luz" (Luc. 16,8). Pero no lo dijo como si fuera una ley inexorable, sino como una triste constatación de facto. ¿Por qué no hemos de consolar al Divino Maestro siendo nosotros más astutos que los miserables usurpadores del poder en la Argentina que, entre otras cosas, propician el aborto, dejan morir a los niños enfermos, hambrean a los ancianos, corrompen a la juventud y se roban todo?

* * *

Tomando un ejemplo al azar, veamos el caso de Oliverio Cromwell, jefe de la revolución inglesa del siglo XVII. El secreto de su victoria fue la organización: fundó el primer ejército moderno, basado en la disciplina y en el mando único y con pocos soldados derrotó a los ejércitos mucho más numerosos de Carlos I, lo derrocó a pesar de que la inmensa mayoría de los ingleses eran monárquicos y le cortó la cabeza.

Después se volvió contra los irlandeses a los que odiaba por ser católicos. Invadió Irlanda con su pequeña fuerza y se encontró con una resistencia numéricamente superior pero completamente desorganizada. Los derrotó pedazo a pedazo y los masacró: la ciudad de Drogheda quedó en la historia como una pavorosa matanza de hombres, mujeres y niños. Ni siquiera esa monstruosidad logró persuadir a los irlandeses de unirse bajo un único mando inteligente. Y Cromwell continuó con sus victorias "en detalle" y sus masacres. Hilaire Belloc dice en su biografía del jefe calvinista, que sus triunfos fueron una prueba de "la debilidad de los irlandeses a causa de su división" (p. 289).

En su campaña para enfrentar a los escoceces que venían a rescatar al rey prisionero, ocurrió lo mismo. Derrotó un ejército que lo triplicaba en número a causa de "la imbécil dispersión de sus enemigos" (pag. 308) Y cuando, más tarde invadió Escocia destrozó un ejército muy superior que combatía en su propio territorio bajo el mando de un brillante general, Lord Leslie, pero cuya autoridad era minada por predicadores calvinistas fanáticos que interferían en la cadena de mandos, mientras que la unidad del ejército inglés bajo Cromwell le permitió hacer movimientos ágiles y victoriosos.

Con esto termino mis recomendaciones para Hacer Política. Si tiene algo que objetar o agregar, será bienvenido. Pero más bienvenido será si empieza a convertirse en un combatiente de la Alta Política.

Cosme Beccar Varela