giovedì, luglio 30, 2009

Un catarro cualquiera -octavo cerco



Foto tomada durante la Bienal de La Habana

Hace diez días empecé con coriza y tos. Fui a la farmacia para comprar algún expectorante, vitaminas y duralgina para prepararme para mi primer catarro del verano. No había nada. Como lo más importante es mantenerse hidratado, pues asumí con resignación curarme con agua. Al quinto día no iba muy bien así que volví al médico, me auscultó y me diagnosticó asma, como no había hecho fiebre ni tenía dolores musculares ni de cabeza, descartó el H1N1 y me mandó un aerosol.

Veinticuatro horas después seguía respirando mal así que fui a molestar a una amiga que es médico y que la pobre siempre termina cargando conmigo. Nada más ponerme el estetoscopio en la espalda me dijo:

- Claro que el aerosol no te hizo nada, lo que tienes no es asma, es reforzamiento en los pulmones…en dos días estarás con neumonía si no empiezas a tomar antibióticos.

Por suerte ya estoy bien, una donación entre los amigos dio un saldo de:

- 2 pomos de vitamina C.
- 1 pomo de vitaminas.
- Una tira de dipirona.

He podido darme de cara una vez más contra el sistema de salud cubano. Hablando con la gente me enteré, por ejemplo, de que un médico no está autorizado a recetar un medicamento que no haya en la farmacia. Por ejemplo, usted tiene catarro y en la farmacia no hay nada que comprar: ni expectorantes ni vitaminas. Entonces lo normal es que uno le pregunte al médico qué medicina podría comprar en la farmacia internacional o pedirle a algún familiar en el extranjero, pero el médico no está autorizado a dar esa respuesta.

En el caso que la medicina no sea posible conseguirla ni en CUC y no tenga familia en el extranjero, entonces se supone que usted tiene derecho a solicitar su medicamento a través de la ley 232, que dice que el estado se ocupará de comprarla y proporcionársela. Tengo dos amigos que han estado en esa situación, ninguno de los dos logró siquiera comenzar el papeleo, porque el doctor que los atendía consideró que el caso no era lo suficientemente importante como para presentárselo a la comisión farmacológica que lo discute y lo eleva luego al ministerio, donde se discute de nuevo y se aprueba. El primer caso tenía (falleció) una insuficiencia cardiaca crónica y el segundo tiene una degeneración de la vista por falta de una vitamina.