Purtroppo quel che dice L.A.Ramirez e' dolorosamente verosimile, e corrisponde a una "illuminazione" che ho avuto leggendo del rifiuto di asilo per i due dottori cubani fuggiti in Colombia.
Ovvero che del popolo cubano non gliene frega proprio niente a nessuno, ne ai padroni castristi ne ai "good neighborood" del nord.
L'articolo e' il quarto di una serie ed e' piuttosto doloroso e sconfortante da assimilare.
E' pubblicato su Nuevo-Accion, una lettura obbligata per sapere la realta' delle cose cubane.
EL DOLOR DE LA TRAICIÓN-IV
Luis Alberto Ramírez. Miami
Desde que Los Estados Unidos abandonaron a los muchachos de la brigada 2506 en Bahía de cochinos la traición con nosotros los cubanos se ha convertido aparentemente en una especie de estudio emocional para ver la capacidad que tenemos de aguante. Ciertamente aguantamos más golpes emocionales que un mejicano guantazos en un cuadrilátero de boxeo, porque casi cincuenta años de opresión acompañados de la tolerancia internacional y el contubernio americano no lo aguanta nadie.
En verdad os digo que no exagero cuando afirmo que entre la alta política americana y el régimen de la Habana existe una especie de simbiosis que hace que siempre las dos partes tengan sus justificaciones para aplastar y hacer sufrir a los cubanos. Cuando Estados Unidos arremete en contra de Castro, éste monta en cólera y descarga su ira con el sufrido Pueblo cubano, cuando Castro arremete en contra de los intereses americanos, entonces Los Estados Unidos ajustan leyes en favor de los cubanos para después traicionarnos y ponernos de nuevo a merced de la bestia.
Juegan con nuestros sentimientos como si fuésemos una colonia de hormigas en investigación. Los cubanos tenemos la peligrosa facultad de dejarnos llevar por las emociones y perdonar en muy breve lapso de tiempo; Castro nos maltrata, nos hace pasar hambre y nos lleva hasta el borde del desespero, cuando ya estamos a punto de explotar, nos da alguna migaja de un pedazo de pan, circo y un poco de Ron y al día siguiente se nos olvida todo, es más, nos llenamos de esperanzas porque entendemos que en lo adelante todo va ir mejor, sin embargo, nada cambia, este juego se ha repetido infinidades de veces y nosotros seguimos cayendo en la misma trampa.
Los americanos hacen lo mismo, pero con más frecuencia, para ser más exacto, cada cuatro años. Cada vez que llegan las elecciones los candidatos nos prometen hasta entregar la bandera cubana en una Cuba libre, nosotros, tocados emocionalmente por la promesa le damos hasta el voto de los muertos, después, cuando ya no somos útiles, a todos se les olvida, incluso a nosotros mismos.
No me voy a cansar de denunciar la traición, este es ya el cuarto articulo que escribo al respecto y lo seguiré haciendo, no porque vaya a tocarle con ello el corazón a los traidores sino, solamente para que se sepa que sabemos lo que nos hacen, que no somos idiotas, que aguantamos porque estamos indefensos, asediados por los cuatro costados y solo nos queda como arma nuestra inteligencia y la capacidad de aguante y confiar en Dios para tener al fin una Patria libre, no solo del castrismo sino, de todas las ideas negativas del mundo.
En este dolor de la traición le toca de nuevo el turno a los médicos cubanos, ayer fue el médico que el gobierno de Bolivia quería repatriar para Cuba y que Estados Unidos se hizo de la vista gorda casi dejándolo a merced de la cárcel, y porque no, del cadalso. Hoy son los médicos que están escondidos en Colombia que desertaron de la misión cubana en Venezuela engañados con los cantos de sirenas americanos. ¿Qué clase de ley es esa que promulga La Casa Blanca con el objetivo (supuestamente) de dejar al castrismo sin personal calificado en misiones internacionales y que deja en un limbo migratorio a todo el que se acoge a ella? Y es que no tiene sentido de ningún tipo, es mas, es maldita esa ley, dejar desamparados a esos profesionales a merced del mundo es casi genocida, es como abandonar a un niño desnudo en medio de un desierto. ¿Qué pueden hacer ahora los doctores Jorge Toledo y Leticia Viamonte sin permiso de trabajo en Colombia, sin familiares ni amigos con influencias en ese país que eviten que sean deportados de vuelta a Cuba? Ya yo no se si el programa de libertad condicional para médicos cubanos profesionales promulgado por La Casa Blanca es una ley o una trampa, parece mas trampa que ley porque esta pareja de jóvenes profesionales no son los únicos, no que va, en Colombia solamente están en un limbo migratorio 38 médicos y unos quinientos en todo el Mundo ¿A quien se le va a ocurrir en lo adelante llegarse a una embajada para pedir asilo teniendo como referencia a los médicos embarcados en Colombia?
Alguien para calmar mis angustias y desvelos me dijo: “Algunos no son aceptados porque tuvieron un historial castrista en Cuba y no tienen el aval adecuado para recibir asilo” !El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra! ¿Quién en Cuba esta libre de pecado? Si llegáramos a Cuba para exigir responsabilidades en un futuro, tendríamos pues que tirar a todos los cubanos al mar y traer chinos. Aquí, en la capital del exilio cubano estoy cansado de ver y escuchar en la radio y la televisión a cientos sino miles de cubanos que hasta el mismo día de su salida de Cuba eran hasta miembros de la escolta de los Castro, militares, porristas, ministros, viceministros. Miami está lleno de castristas, y no castristas de orilla, hasta hijos de Almeida y Ramiro Valdez hay, entonces, ¿por qué a unos si y a otros no, o es que el castrismo tiene algún aparato que pueda medir su intensidad?
No, no, esto es algo más profundo, cada día empeora más nuestra relación emocional con el gobierno americano y no es nuestra culpa, es culpa de quien nos traiciona, por placer o por omisión. Por una parte tenemos un tirano que nos ahorca cotidianamente, nos reprime y nos aplasta, y por otra, un aliado que nos engaña, nos confunde y que vive en una especie de simbiosis con la bestia. No sabemos si alzar o enterrar nuestras oraciones, lo único que nos dejan es la capacidad de aguante, somos los únicos capacitados en la tierra para aguantar tanta traición.